El aprendizaje y la transformación social a través del pensamiento crítico. La creación artística como instrumento para reflexionar sobre la realidad

Abstract

En el contexto educativo actual en España persiste un modelo heredado del paradigma industrial, estructurado en función de criterios productivos y poco orientado al desarrollo del pensamiento crítico. Este sistema, basado en la compartimentación por edades, asignaturas y metodologías repetitivas, no responde a las necesidades ni a las formas de aprender de las generaciones actuales, fuertemente condicionadas por un entorno saturado de estímulos y narrativas ágiles procedentes de los medios digitales (Hooks, 2022; Freire, 1969; Robinson, 2010). A esta rigidez metodológica se suma una creciente desconfianza por parte de los jóvenes, que ya no perciben una relación directa entre éxito académico y oportunidades laborales, lo que ha derivado en una profunda desmotivación. En este escenario, se hace urgente repensar el modelo educativo e incorporar metodologías activas, creativas e interdisciplinares que fomenten la curiosidad, la autonomía intelectual y la capacidad crítica del alumnado. Asimismo, se propone entender la educación como un proceso amplio y continuo, que trasciende los límites de la escuela y se inscribe en la noción de “aprendizaje humano” (Coombs, 1987), clave para el bienestar individual y colectivo. Desde esta perspectiva, la enseñanza debería promover competencias como la anticipación de problemas, la gestión de información veraz, la conexión entre saberes escolares y vida cotidiana, y el pensamiento divergente. Fomentar el pensamiento crítico no solo es un reto, sino una condición imprescindible para transformar la educación en un proceso significativo y adaptado al presente. Abstract: The current educational model in Spain remains rooted in an industrial paradigm, structured according to productive logics and largely disconnected from the development of critical thinking. This system, characterized by age-based grouping, subject compartmentalization, and repetitive methodologies, fails to meet the learning needs of today’s generations, who are immersed in a highly stimulating environment shaped by agile digital narratives (Hooks, 2022; Freire, 1969; Robinson, 2010). Added to this methodological rigidity is a growing sense of mistrust among young people, who no longer see a clear link between academic achievement and future employment opportunities. This has led to a significant decline in motivation. In this context, it is urgent to rethink the educational model and incorporate active, creative, and interdisciplinary methodologies that foster students’ curiosity, intellectual autonomy, and critical thinking skills. Furthermore, education should be understood as a broad and continuous process that transcends the boundaries of school, aligning with the notion of "human learning" (Coombs, 1987), which is essential for both individual and collective well-being. From this perspective, teaching should aim to develop abilities such as anticipating problems, managing reliable information, connecting academic knowledge with real-life experiences, and encouraging divergent thinking. Promoting critical thinking is not only a challenge but a necessary condition for transforming education into a meaningful and contextually relevant process.