Hambre, sumisión y miseria. Aspectos sociales y económicos de la agricultura de la Andalucía oriental durante la primera etapa del régimen franquista, 1936-1953
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Instituto de Estudios Riojanos
Fecha
2004-05Referencia bibliográfica
Cobo Romero, Francisco y Ortega López, Teresa María. En: Actas del IV Simposio de Historia Actual: Logroño, 17-19 de octubre de 2002 / coord. por Carlos Navajas Zubeldia Árbol académico, Vol. 2, 2004, ISBN 84-95747-79-0, págs. 585-618
Resumen
El final de la guerra, y el triunfo de las tropas rebeldes, trajo consigo la implantación
en todo el territorio nacional de un nuevo régimen, militarizado y autoritario.
El Nuevo Estado franquista abrazó, en una primera etapa de su andadura política,
las consignas del fascismo, y practicó una violenta represión sobre amplios
colectivos de jornaleros y campesinos pobres ubicados en extensas comarcas agrarias
andaluzas de predominio latifundista y de la gran propiedad agraria. El Nuevo
Estado franquista construyó asimismo un poderoso entramado institucional, para
asegurar su reproducción normalizada y su continuidad en el tiempo.
Numerosas comarcas agrícolas de las provincias de Jaén y Granada registraron
una muy elevada conflictividad rural durante el período de la II República. Durante
la guerra civil, los logros alcanzados por el campesinado –preferentemente por los
jornaleros– de cara a la implantación de un nuevo orden social, fueron evidentes.
La labor revolucionaria del campesinado jiennense y granadino en la retaguardia republicana y durante el transcurso del conflicto civil, provocó una sensación de terror
y miedo entre numerosísimos miembros de la burguesía agraria y sus clases de
servicio. Las privaciones de libertad, los asesinatos practicados sobre muchos derechistas
o ricos propietarios, la expropiación de las medianas y grandes propiedades
rurales, la extorsión y el expolio, en fin, causaron enormes trastornos en las vidas y
haciendas de las viejas oligarquías agrarias. Todos estos hechos alimentaron un deseo
de venganza histórica que se tradujo en la adopción de actitudes firmemente
violentas, por parte de los grupos sociales perjudicados por la revolución, una vez
reinstaurado el viejo orden de cosas.