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Educar en la competencia para el mundo laboral 2030. Variables mediadoras y potenciadoras
dc.contributor.advisor | Haro Domínguez, María Carmen | |
dc.contributor.author | López Cárdenas, Ester María | |
dc.contributor.other | Universidad de Granada. Programa de Doctorado en Ciencias Económicas y Empresariales | es_ES |
dc.date.accessioned | 2024-11-11T11:01:30Z | |
dc.date.available | 2024-11-11T11:01:30Z | |
dc.date.issued | 2024 | |
dc.date.submitted | 2024-06-04 | |
dc.identifier.citation | López Cárdenas, Ester María. Educar en la competencia para el mundo laboral 2030. Variables mediadoras y potenciadoras. Granada: Universidad de Granada, 2024. [https://hdl.handle.net/10481/96826] | es_ES |
dc.identifier.isbn | 9788411955300 | |
dc.identifier.uri | https://hdl.handle.net/10481/96826 | |
dc.description.abstract | El objetivo fundamental de esta tesis ha estado dirigido a investigar qué variables favorecen la incorporación al mercado laboral previsto para 2030. Europa insta a las instituciones de Educación Superior a investigar y proponer iniciativas que favorezcan la rápida inclusión laboral de los egresados. Equipar a los estudiantes con conocimientos y habilidades transversales será un hecho en 2030. En este sentido, comenzamos analizando el contexto donde emergen las competencias clave, su evolución desde diferentes perspectivas y terminamos indicando qué competencias clave son necesarias para enfrentar los desafíos del mercado laboral del futuro 2030. Fundamentado en las políticas de la Unión Europea y apoyado por múltiples estudios globales, el primer capítulo resalta la necesidad de preparar a las futuras generaciones para un entorno laboral en constante cambio, impulsado por avances tecnológicos como la inteligencia artificial y la automatización. Desde la perspectiva del aprendizaje permanente, un mundo donde la tecnología y las prácticas laborales evolucionan rápidamente, la capacidad de aprender y adaptarse continuamente es crucial no solo para los individuos, sino también para organizaciones y sociedades que buscan prosperar en la economía global. La capacidad de los futuros egresados para adaptarse a nuevas tecnologías, metodologías de trabajo y entornos dinámicos puede mejorar cuando las instituciones educativas orientan sus objetivos a lo que el contexto laboral está demandando. Con la inteligencia artificial y otras tecnologías emergentes remodelando la mayoría de los sectores, los futuros trabajadores deben estar equipados con habilidades tecnológicas avanzadas, así como con una comprensión profunda de cómo sus competencias pueden facilitarles la integración y efectividad en sus roles profesionales. En el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, la educación de calidad (ODS 4), el trabajo decente y el crecimiento económico (ODS 8), y la reducción de desigualdades (ODS 10) son algunos de los objetivos que mejor se alinean con el desarrollo y la implementación de competencias clave que proponemos a lo largo de esta tesis. Una vez argumentadas y definidas las competencias clave, presentamos una serie de estudios que relacionan variables individuales con su consecución. El primero de ellos, aborda la relación entre el trabajo colaborativo y el pensamiento creativo, enfatizando en cómo estas competencias clave pueden modelarse desde una perspectiva inclusiva para facilitar la integración de personas con diferentes estilos de pensamiento. Tanto el pensamiento creativo como el trabajo colaborativo son competencias relevantes en las previsiones laborales. En concreto, hemos considerado el pensamiento creativo como la capacidad de desarrollar ideas novedosas y útiles para resolver problemas globales. Está orientado al emprendimiento y la innovación, ya que no tiene sentido generar soluciones innovadoras a problemas complejos si esas soluciones no se ponen en práctica. Esta perspectiva está alineada con el manifiesto presentado por expertos en diversas líneas de investigación sobre la creatividad (Glaveanu et al., 2020) y con la propuesta europea del aprendizaje permanente (Sala et al., 2020). Por otro lado, si el pensamiento creativo se convertirá en una necesidad para la dignidad y la supervivencia de la especie humana, el trabajo colaborativo será imprescindible para llevarlo a cabo. Los resultados del estudio que hemos llevado a cabo con estudiantes universitarios demuestran el importante efecto de su relación en personas con diferentes estilos de pensamiento (Sternberg, 1997). Este aspecto, añade valor al estudio en referencia a cómo identificar variables que favorezcan la inclusión de las diferencias en el contexto educativo y laboral. Aunque la literatura sugiere promover estilos que se ajusten a un perfil creativo, nuestros hallazgos muestran que ciertos factores del trabajo colaborativo como la proactividad, el respeto o el liderazgo compartido son esenciales para la colaboración creativa, actuando como mediadores para su inclusión. Por otro lado, hemos profundizado cómo la disposición hacia el pensamiento crítico, una de las competencias clave seleccionadas en este trabajo, influye en la orientación emprendedora individual de estilos intelectuales creativos. Este modelo es novedoso en varios sentidos. Por un lado, la disposición al pensamiento crítico no sólo asegura que las personas estén preparadas para enfrentar los desafíos laborales futuros, sino que además demuestra tener un impacto significativo en la orientación emprendedora de estudiantes universitarios. Tal y como indican las previsiones laborales en 2030, los individuos van a necesitar estar orientados a emprender tanto en iniciativas individuales como cuando sean empleados. Según nuestros resultados, fortalecer el pensamiento crítico favorecería esta disposición. Por otro lado, hemos demostrado en este segundo estudio que no todos los individuos considerados en la literatura como impulsores de creatividad muestran preferencias por llevar sus ideas a cabo de forma autónoma, proactiva e innovadora. Mientras que ciertas preferencias individuales (estilos legislativos y liberales) facilitan a las personas identificar oportunidades, asumir riesgos responsables o ser proactivos para llevar adelante iniciativas innovadoras, otros tipos de preferencias sólo lo consiguen a través del pensamiento crítico. Esto demuestra que educar en la competencia tiene sentido para aquellas instituciones educativas alineadas con favorecer a sus alumnos la consecución de un trabajo decente que propicie el crecimiento económico (ODS 8). Por último, hemos demostrado cómo las cuatro competencias clave más demandadas en contextos laborales reales, muestran una relación significativa con la digitalización de calidad. Definimos este concepto como la disposición individual para utilizar herramientas y recursos digitales tanto para acceder a una información de calidad como para mejorar el aprendizaje a través de una activa y colaborativa participación con base en contenido digital. Esta distinción es importante de manera globalizada ya que en la revolución tecnológica que estamos viviendo, tan importante es utilizar y comprender las tecnologías digitales de forma responsable y eficaz, como resolver problemas de forma innovadora a través de la tecnología. Este nivel de competencia digital es el que se demandará en el contexto laboral 2030 y al que Europa insta a las instituciones educativas para que los estudiantes no sólo sean consumidores de contenido digital sino también creadores y pensadores críticos en contextos digitales. En el capítulo cuatro de esta tesis hemos demostrado que las competencias clave tienen un impacto significativo en la digitalización de calidad. Esto pone en valor que la comunicación, el trabajo colaborativo, el pensamiento crítico y creativo potencian nuevas habilidades imprescindibles. Es decir, más allá de los conocimientos de una carrera concreta, los estudiantes van a tener que gestionar su capacidad para comunicarse con claridad, para desenvolverse en contextos colaborativos, aportando soluciones creativas y confiables para lograr trabajar conjuntamente en los entornos digitales. Por otro lado, según muestran los resultados de nuestro estudio, hay variables individuales que predicen la orientación al uso de las competencias clave. Los estilos intelectuales Tipo I nos mostraron cómo las preferencias en el uso de las competencias es una variable a tener en cuenta y tiene un potencial innovador como para incluirlo en el contexto educativo. En ese sentido, finalizamos nuestro trabajo con la propuesta de un perfil de competencias y estilos de pensamiento que podría incluirse en el sistema de micro-credenciales propuesto por la unión europea y que probablemente se termine instaurando en 2030. Creemos que con ello damos respuesta a cómo equipar a los estudiantes con herramientas para afrontar su futuro laboral. | es_ES |
dc.description.sponsorship | Tesis Univ. Granada. | es_ES |
dc.format.mimetype | application/pdf | en_US |
dc.language.iso | spa | es_ES |
dc.publisher | Universidad de Granada | es_ES |
dc.rights | Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Internacional | * |
dc.rights.uri | http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/ | * |
dc.title | Educar en la competencia para el mundo laboral 2030. Variables mediadoras y potenciadoras | es_ES |
dc.type | doctoral thesis | es_ES |
europeana.type | TEXT | en_US |
europeana.dataProvider | Universidad de Granada. España. | es_ES |
europeana.rights | http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/ | en_US |
dc.rights.accessRights | open access | es_ES |
dc.type.hasVersion | VoR | es_ES |
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