La vida encarnada: Significaciones sobre la experiencia corporal de las mujeres
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Rodríguez, Rosana PaulaEditorial
Universidad de Granada
Materia
Experiencia corporal Bodily experience Pensamiento encarnado Incarnated thinking Significaciones corporales Bodily significations Feminismos Feminisms Poderes patriarcales Patriarchal power
Fecha
2014-03-24Referencia bibliográfica
Rodríguez, R.P. La vida encarnada: Significaciones sobre la experiencia corporal de las mujeres. Journal for Educators, Teachers and Trainers, 5(3): 115–128 (2014). [http://hdl.handle.net/10481/42944]
Resumen
El cuerpo, es elsoporte de nuestras prácticas, moldeado por ellas, es real, material, dado y a la vez sujeto a múltiples representaciones que varían con el tiempo, los lugares, las formas de simbolización, los lenguajes, las culturas. El cuerpo constituye una intersección entre lo social y lo individual, entre la naturaleza y la cultura, lo psicológico y lo simbólico, lo económico y lo político. En él interseccionan la clase, el género, la raza, la etnia, pero es también el lugar donde se desatan diversas estrategias de resistencia. La cuestión del cuerpo, ha sido leída por las feministas en clave política desde hace siglos. Ha implicado una historia marcada por los esfuerzos reiterados de expulsión del cuerpo a la vez que por la identificación entre mujeres y sexo. Despojo, apropiación, objetualización, enajenación, represión, negación y sexualización de las mujeres, operaciones de neutralización y biologicismoesencialista que han hallado en nuestros cuerpos las raíces de nuestra sujeción, constituyen asuntos recurrentes. Por eso la insistencia por las consecuencias políticas de la encarnación a contrapelo de la insistencia por borrar la corporalidad, neutralizar la sexuación humana, transformarla en un dato por así decir indiferente. La crítica a la norma binarista y heterosexista como organizadora de sentido y productora de sujetos moldeados, al mismo tiempo que expulsa otras maneras de encarnar hacia el espacio de la abyección, ha complejizado el debate en los últimos años. The body is the support of our practices, it is shaped by them, it is real, material, given and, at the same time, it is restrained to multiple representations that change over time, places and ways of symbolizing, languages and cultures. The body is an intersection between the social and the individual, between nature and culture, the psychological and symbolic, the economic and the political. Body is where class, gender, race, ethnic group intersect, but it is also where strategies of resistance are unleashed. The question of body has been read by feminists in a political key for centuries. This subject has implied a history marked by the repeated efforts of expelling the body out of the spotlight, or by the identification between women and sex. There were some operations of neutralization and reduction to biology, such as hiding, objectifying and sexualisation of women that had found in our bodies the roots of our restraint. This is the reason why we insist on the political consequences of incarnation against the insistence for removing corporality, for neutralizing human sexuality and transform it in an irrelevant piece of information. The critic to the rule of binary sex and heterosexuality as sense organizer and producer of shaped individuals made the discussions of the last years more complex.