ISSN: 1139-8736 Depósito Legal: B-35783-2001 |
1.5 Recapitulación
En este capítulo hemos querido ofrecer una visión general del estado de las disciplinas de la lexicología y la terminología, así como de las ramas aplicadas de ambas. Para ello hemos comenzado ubicando las nociones de término y palabra (§1.2), concluyendo que la dicotomía que se plantea entre lenguaje de especialidad y lengua general es cuanto menos irreal y carece de vigencia en una teoría comunicativa de la terminología. La opción que se propone es tratar palabra y término como un gradiente en el nivel de categorización, sin líneas divisorias pre-establecidas. Según este nivel de categorización, los términos se ubicarán en el nivel subordinado mientras que las palabras pertenecerán al nivel básico de categorización. De ahí que en el desarrollo de este trabajo se haya optado por la denominación unidad léxica ya que nos permite evitar las connotaciones asociadas a palabra y término.
Una consecuencia evidente de la división entre palabra y término, es la diferenciación entre lexicología y terminología (y por extensión entre lexicografía y terminografía) partiendo meramente de la unidad léxica (§1.3). Se trata de una cuestión bastante polémica, ya que a menudo incluso los propios diccionarios de la lengua general recogen acepciones de palabras que se podrían clasificar como términos dado que los conceptos que designan pertenecen a dominios de especialidad.
Dos posturas contrapuestas la de la TGT, de Wüster (§1.3.2.1) y la de la TCT, de Cabré (§1.3.2.2), definen los dos enfoques más significativos al respecto. En la TGT queda patente un reduccionismo ante la complejidad real, al concebir la terminología como instrumento de trabajo ideado para desambiguar la comunicación científica y técnica. En la TGT se cuenta con un modelo idealizado que ahoga la diversidad y la variación real existente, concibiendo las unidades léxicas como entes estáticos, meramente denominativos sin contemplar la circularidad del conocimiento y la dimensión social de toda comunicación. A todas luces, los principios clásicos de la TGT son insuficientes para dar una explicación satisfactoria de la terminología que se ha visto inmersa en un mundo que progresa continuamente y requiere de soluciones por parte de ésta. En la TCT, se concibe la terminología como una materia interdisciplinar que parte del principio de la variación discursiva y que tiene como objetivo describir formal, semántica y funcionalmente las unidades que pueden adquirir valor terminológico, dar cuenta de cómo lo activan y explicar sus relaciones con otros tipos de signos del mismo o distinto sistema. Se ponen en tela de juicio los postulados básicos de la TGT y se concibe la terminología como fenómeno que tiene lugar en el marco de la comunicación especializada y que está sujeto, como tal, a los factores de cambio y variación propios de las lenguas naturales en uso. En la TCT tiene cabida la falta de homogeneidad en el proceso de normalización y la ausencia de uniformidad en la terminología, en otras palabras, da cuenta de la variación terminológica en el discurso especializado.
Junto con la tradicional dicotomía entre lexicografía y terminografía (§1.4), en este trabajo se entiende que es en la rama aplicada donde la teoría se adecua a los distintos marcos contextuales y situaciones comunicativas, y donde se subraya la diferencia entre el tratamiento de una unidad léxica u otra, así como la presentación en bancos de datos, glosarios, etc. Tras un breve recorrido por las características de distintos tipos de obras lexicográficas (§1.4.1) que se ampliará en el segundo capítulo, nos centramos en la gestión terminográfica, entendida como cualquier tipo de manipulación intencionada de información especializada que necesita de una organización conceptual, de un enfoque basado en el conocimiento. La necesidad de estructurar sistemas conceptuales especializados y compilar términos no es nueva pero ha florecido en estos últimos años fruto de los avances y las necesidades de comunicación, y con ella ha surgido la "necesidad" de una nueva disciplina: la terminografía (§1.4.2.1).
Para una mejor comprensión del trabajo terminográfico que estamos llevando a cabo en esta tesis, así como de la práctica terminográfica en el marco de la traducción, es fundamental realizar una distinción entre terminografía descriptiva y prescriptiva (§1.4.2.1), por un lado y entre terminografía sistemática y ad hoc (§1.4.2.2), por otro. Así, si bien es necesario recoger todo uso prescriptivo de la lengua, la recopilación en nuestro lugar ha de ser descriptiva al mismo tiempo que sistemática, para que pueda dar cuenta de las diversas necesidades del usuario entre los que se encontrarán traductores, documentalistas, informáticos, lingüistas y lexicógrafos.
Según se puede deducir de lo expuesto, parece que, en el empeño de buscar diferencias entre la lexicología y la terminología, los terminólogos o los terminógrafos entendiesen la lingüística como disciplina estática, como si hubiera una sola concepción de la lingüística en contraposición a la terminología como interdisciplina de carácter dinámico y sometido a continua evaluación. Nada más lejos de la realidad; también la lingüística es una interdisciplina de carácter dinámico y sometida a continua evaluación. Si existen diferencias, éstas habrá que buscarlas no entre las ramas teóricas sino entre las aplicaciones de las mismas.
Como prueba de esta ausencia de un límite claro entre productos lexicográficos y terminográficos aparece el concepto de lexicografía terminográfica, y los productos del mismo. Concluimos diciendo que no vemos la necesidad de dos marcos teóricos para explicar un solo fenómeno, aunque con distintas formalizaciones, pero en definitiva un mismo fenómeno: vehicular conocimiento mediante el uso de unidades léxicas.
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