Análisis de la violencia entre deportistas. Aspectos criminológicos y penales
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Universidad de Granada
Director
Morillas Cueva, LorenzoDepartamento
Universidad de Granada. Programa de Doctorado en CriminologíaMateria
Violencia Deportistas
Fecha
2022Fecha lectura
2022-03-25Referencia bibliográfica
Domingo Jaramillo, Cristina. Análisis de la violencia entre deportistas. Aspectos criminológicos y penales. Granada: Universidad de Granada, 2022. [http://hdl.handle.net/10481/76041]
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Tesis Univ. Granada.Resumen
El deporte no es ajeno a la violencia, en tanto suele ocurrir con bastante asiduidad,
no solo la que tiene lugar entre los propios contendientes en el transcurso de un encuentro
(endógena) sino también aquella que, alejada del discurrir de la competición, se encuentra
vinculada a un evento deportivo y es ejecutada principalmente por los aficionados –
también denominada, exógena–. Los graves resultados de lesiones y muertes que de la
misma se derivan, han propiciado la creación de sendos instrumentos normativos para
combatirla, al tiempo que se encuentra tipificada en el Capítulo III del Título XXII del
Código Penal, rubricado “De los desórdenes públicos”. No sucede igual con la violencia
endógena, pues normalmente el ámbito deportivo es el encargado de su prevención y
control. No obstante, en vista de su habitualidad y de la especial entidad de algunas
acciones que concluyen en lesiones e incluso homicidios, se plantea la necesidad de
intervención del Derecho Penal en semejantes casos, como si ocurriesen en cualquier otra
actividad social y de ser así, en qué circunstancias.
Como hemos señalado, la violencia endógena es muy común, especialmente en
los deportes que podríamos denominar violentos –entre los que se encuentra el boxeo– y
los de equipo (como el fútbol, el hockey o el baloncesto). En estos últimos, en principio
no hay contacto físico directo entre contendientes, aunque puede ocurrir y derivar en
consecuencias severas para la salud del deportista. La intervención punitiva es
indispensable cuando la conculcación o puesta en peligro de los bienes jurídicos vida y
salud del deportista sea relevante. Sin embargo, al producirse en el deporte, tales acciones
parecen revestir cierta impunidad, desde el momento en el que se ha dotado de
mecanismos propios de actuación y de entes encargados de ponerlos en marcha. Con ello,
se ha propiciado el alejamiento del Derecho Penal de las lesiones acaecidas en este
entorno, bajo el entendimiento de que la responsabilidad del deportista queda
adecuadamente resarcida en la vía disciplinaria deportiva.
Doctrina y jurisprudencia han desarrollado diversos argumentos que respaldan la
situación anteriormente apuntada, entre otros, el consentimiento, la adecuación social y
el riesgo permitido. Ahora bien, por las funciones que el Derecho Penal tiene asignadas
y considerando los límites que marcan sus principios, se justifica su acción en materia de
lesiones deportivas. En dicho sentido, en no pocas ocasiones, la disciplina deportiva y el
Derecho Penal pueden confluir en un mismo incidente, lo cual sería contrario al non bis
in idem, siempre que exista identidad de sujeto, hecho y fundamento. En cambio, cuando
este último difiera, no se vulneraría dicho principio y podría sancionarse tanto penal como
disciplinariamente. Aun cuando esto ha de ser así, es difícil discernir la lesión punible de
la que no lo es, por las características de la actividad deportiva y la muy variada casuística
que puede tener lugar.
Las acciones ejecutadas observando la normativa deportiva, provenientes de un
lance del juego, son impunes para el Ordenamiento penal aunque de las mismas se deriven
resultados lesivos, en cuanto el autor ha ajustado su conducta a lo reglamentariamente establecido, careciendo por dicho motivo de intencionalidad. En el caso de acciones
antirreglamentarias de las que no se deriva lesión, habrá de valorarse si se llevaron a cabo
con animus laedendi y fuera del normal discurrir de la competición para concretar si
merecen la calificación de maltrato de obra sin lesión previsto en el art. 147.3 CP. Si no
revistiesen tales caracteres, habrían de sancionarse en exclusividad por el ámbito
disciplinario deportivo. Solución esta última que será la más probable, dada la escasa
entidad del precepto mencionado. Por su parte, en los resultados lesivos derivados de una
acción de imprudencia, hay que valorar el nivel de la misma a fin de determinar si pueden
enjuiciarse en vía punitiva. La imprudencia leve es atípica en el vigente Código Penal,
por lo que únicamente merece sanción deportiva. Cuando las lesiones se cometan por
imprudencia menos grave y el incidente revista todos los caracteres del tipo, nada
impediría su enjuiciamiento por el art. 152.2 CP o, dado el caso, en aplicación del art.
142.2 CP, si el hecho derivase en homicidio; y los supuestos imprudentes graves, aquellos
ejecutados sin respetar las normas más elementales de diligencia debida y suponiendo un
claro desprecio del deber de cuidado, habrían de perseguirse penalmente. Por último, en
caso de acciones dolosas, la presencia del Derecho Penal es inevitable, con independencia
de la sanción deportiva que quepa imponer.
Con el objetivo de complementar las conclusiones derivadas del análisis jurídicopenal
de forma empírica, realizamos un estudio basado en las estadísticas descriptivas
con los datos provenientes del análisis sistemático de las actas arbitrales del fútbol
profesional español de las últimas cinco temporadas (2016/17 a 2020/21). Los fines son,
entre otros, conocer la situación actual de la violencia endógena en este deporte, por ser
el más practicado y seguido a nivel nacional y determinar las acciones más frecuentes y
su evolución a lo largo de las temporadas que componen el periodo objeto de estudio. De
los resultados obtenidos se concluye que las acciones antideportivas más comunes son las
ejecutadas durante las jugadas, sin sobrepasar la normativa deportiva, mientras que las
intencionales e imprudentes son poco frecuentes. En consecuencia, la mayoría de lesiones
deportivas han de recibir una sanción proveniente del ámbito deportivo, interviniendo el
Derecho Penal cuando sea estrictamente necesario, según los parámetros apuntados. Sport is no stranger to violence, as it tends to occur quite frequently, not only the
one that takes place between the contestants themselves during a match (endogenous) but
also that which, away from the competition, is linked to a sporting event and carried out
mainly by fans –also called exogenous–. The grievous results of injuries and deaths that
derive from it, have led to the creation of regulatory instruments to combat it. It is typified
in Chapter III of Title XXII of the Penal Code, under the name "of public disorder".
However this does not apply to endogenous violence, being sport field itself in charge of
its prevention and control. Nevertheless, given their habituality and the special entity of
some actions that result in injuries and even homicides, the need for intervention of
Criminal Law in such cases arises, as if they occurred in any other social activity and if
so, under what circumstances.
As mentioned, endogenous violence is very common, especially in what may be
denominated violent sports – including boxing – and team sports (such as football, hockey
or basketball). Even though there is no apparent physical contact among the latter, it might
happen and lead to severe consequences for the athlete's health. Punitive intervention is
essential when the infringement or endangerment of the legal good of the athlete's life
and health is relevant. However, when they occur in sport, such actions seem to enjoy a
certain amount of impunity, since sport itself has been equipped with its own control
mechanisms. Consequently, Criminal Law has tended to be removed from this situation,
under the understanding that the responsibility of the athlete is adequately compensated
through the sports disciplinary procedure.
Doctrine and jurisprudence have developed several arguments that support the
aforementioned situation, among others, consent, social adequacy and acceptable risk.
However, due to the duties assigned to Criminal Law and considering the limits set by its
principles, its action in sports injuries is justified. In this sense, on many occasions, sports
discipline and Criminal Law are able converge in the same incident, which would be
contrary to non bis in idem, as long as there is identity of subject, fact and basis. On the
other hand, when the latter differs, said principle would not be violated and both criminal
and disciplinary sanctions could be imposed. Even when this must be the case, it is
difficult to discern the punishable offense from the one that is not, due to the
characteristics of the sporting activity and the very varied casuistry that can take place.
The actions executed observing the sports regulations, coming from the incidents
of a game, are unpunished for the Criminal Code even if harmful results are derived from
them, insofar as the author has adjusted his conduct to what is established by the rules,
lacking intentionality for said reason. In the case of non-regulatory actions from which
no injury is derived, it will be necessary to assess whether they were carried out with
animus laedendi and outside the normal course of the competition in order to specify
whether they deserve the qualification of mistreatment without injury as provided by art.
147.3 PC. If they did not have such characteristics, they would have to be sanctioned
exclusively by the sports disciplinary proceedings. This last solution will be the most probable, given the scarce entity of the mentioned precept. On the other hand, in the
harmful results derived from an action of imprudence, it is necessary to assess its level in
order to determine if they can be prosecuted punitively. Mild imprudence is atypical in
the current Criminal Code, so it only deserves a sports sanction. When the injuries are
committed due to less serious negligence and the incident covers all the characteristics of
the type, nothing would prevent its prosecution by art. 152.2 CP or, where appropriate,
art. 142.2 CP, if the action resulted in homicide; where the imprudence, executed without
respecting the most elementary rules of due diligence and assuming a clear disregard of
the duty of care, would have to be criminally prosecuted. Lastly, in the case of fraudulent
actions, the presence of Criminal Law is inevitable, regardless of the sporting sanction
that may be imposed.
With the aim of complementing the conclusions derived from the criminal-legal
analysis in an empirical way, we carried out a study based on descriptive statistics with
data from the systematic analysis of the arbitration records of Spanish professional
football for the last five seasons (2016/17 to 2020/21). The purposes are, among others,
to know the current situation of endogenous violence in this sport, as it is the most
practiced and followed nationally, and to determine the most frequent actions and their
evolution throughout the seasons that conform the study. From the results obtained, it is
concluded that the most common unsportsmanlike actions are those executed during the
games, without exceeding the sports regulations, while the intentional and imprudent ones
are infrequent. Consequently, most sports injuries must receive a punitive action from the
sport field, with the intervention of Criminal Law reduced to the strictly necessary,
according to the parameters indicated.