Estudio de la estabilidad en implantes insertados en hueso nativo y hueso regenerado
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Vallecillo Rivas, MartaEditorial
Universidad de Granada
Departamento
Universidad de Granada. Programa de Doctorado en Medicina Clínica y Salud PúblicaMateria
Estabilidad Implantes dentales Hueso nativo Hueso regenerado
Date
2022Fecha lectura
2022-01-14Referencia bibliográfica
Vallecillo Rivas, Marta. Estudio de la estabilidad en implantes insertados en hueso nativo y hueso regenerado. Granada: Universidad de Granada, 2022. [http://hdl.handle.net/10481/72460]
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Tesis Univ. Granada.Résumé
La osteointegración está determinada clínica e histológicamente por la
estabilidad de los implantes. La obtención de una elevada estabilidad primaria
de los implantes en el momento de su inserción, así como su mantenimiento a lo
largo de todo el proceso de osteointegración o estabilidad secundaria, es
considerado como uno de los prerrequisitos fundamentales para el éxito de
cualquier tratamiento con implantes. Mientras que la estabilidad primaria va a
depender de unos factores determinados como son la calidad ósea, el diseño
macroscópico del implante (diámetro, longitud y forma) y la técnica quirúrgica;
la estabilidad secundaria va a depender de otras variables como el diseño
microscópico del implante (superficie) y sus propiedades físicas. Determinar los
factores que más influyen en la estabilidad para conocer las causas del fracaso
implantario, así como diseñar técnicas que mejoren la calidad y cantidad de
hueso disponible son, actualmente, uno de los principales retos de la
implantología. Por consiguiente, el desarrollo de nuevas técnicas de regeneración
ósea y el empleo de sustitutos óseos como el injerto de origen xenógeno, han
permitido que el tratamiento con implantes dentales sea una alternativa cada vez
más accesible para pacientes que antes no eran candidatos. No obstante, es
importante determinar si el hueso regenerado presenta características similares
al hueso nativo para las rehabilitaciones con implantes. Después del periodo de
cicatrización, se espera que el hueso regenerado proporcione suficiente
disponibilidad y densidad ósea para obtener una estabilidad primaria adecuada
y mantenerla a lo largo del tiempo. Actualmente, para poder conocer
clínicamente el nivel de osteointegración y estabilidad de los implantes en
cualquier momento del tratamiento, se emplea el Osstell; un dispositivo que
utiliza el Análisis de Frecuencia de Resonancia (RFA) convirtiendo esa frecuencia
de resonancia en un cociente de estabilidad de implantes (ISQ).
El diseño de nuestro trabajo responde a un estudio clínico multifactorial
observacional prospectivo de seguimiento clínico. Las variables estudiadas
fueron: localización, densidad ósea, diámetro, tipo de hueso y tipo de implante. Las medidas de estabilidad se realizaron al inicio (tras la inserción del implante),
a las 8 semanas (cirugía de segunda fase) y a las 12 semanas (carga protésica). La
muestra constituyó un total de 120 implantes divididos en 4 grupos de estudio:
Grupo I: 30 implantes Zimmer TSV, insertados en hueso nativo/no regenerado del
paciente; Grupo II: 30 implantes Phibo TSH, insertados en hueso nativo/no
regenerado del paciente; Grupo III: 30 implantes Zimmer TSV, insertados en
hueso regenerado 6 meses antes con xenoinjerto y Grupo IV: 30 implantes Phibo
TSH, insertados en hueso regenerado 6 meses antes con xenoinjerto. El nivel de
significación se estableció en p≤ 0,05.
Se observó como los implantes empleados en este estudio obtuvieron unos
valores de ISQ > 65 a las 8 semanas. Del mismo modo, se encontraron diferencias
significativas en el ISQ de los implantes en el momento de su inserción en función
de la densidad ósea de los maxilares, el tipo de hueso (regenerado o nativo) y el
tipo de implante (Zimmer TSV o Phibo TSH) empleado (p< 0,05). Asimismo, la
combinación tipo de hueso y tipo de implante mostró diferencias significativas
en el valor ISQ de los implantes al inicio y a las 12 semanas. La localización y el
diámetro de los implantes no mostraron diferencias significativas en los
resultados obtenidos.
Los resultados mostraron una gran influencia de la estabilidad primaria en
la estabilidad secundaria de los implantes. Por otro lado, a pesar de que los
implantes insertados en hueso nativo mostraron una mayor estabilidad, los
implantes insertado en hueso regenerado obtuvieron una adecuada estabilidad
primaria y secundaria; considerada suficiente para iniciar la carga protésica a las
8 semanas. En cuanto a las variables estudiadas, se pudo observar como la
densidad ósea influyó en la estabilidad primaria de los implantes, pero no en la
secundaria; siendo los implantes insertados en hueso de mayor densidad los que
obtuvieron mayor estabilidad. Por otro lado, el tipo de hueso y el tipo de
implante también influyeron en la estabilidad primaria de los implantes; no
obstante, cuando se estudió la combinación tipo de hueso con tipo de implante, la estabilidad secundaria también se vio influenciada. Finalmente, el diámetro y
la localización del implante no influyó ni en la estabilidad primaria ni secundaria
de los implantes.