La utopía desurbanizadora en la autarquía franquista. La aspiración corporativa de conciliar campo y ciudad
Metadatos
Afficher la notice complèteEditorial
AhAU y Ediciones Simétricas
Materia
historia urbana franquismo nacional-catolicismo agrarismo
Date
2024Résumé
El ruralismo nacionalcatólico, una ideología latente desde mediados del siglo XIX, emergió con fuerza durante la Segunda República como reacción contra la modernidad y su principal expresión, las ciudades. En la España franquista de la guerra civil y la posguerra no solo se intentará fortalecer el campo, lugar en el que reside una España no contaminada por la inmoralidad –la Castilla de pequeños propietarios es el modelo--; también se aspira a poner en práctica un crecimiento ruralista de las ciudades. Esta política “desurbanizadora” es coherente con la economía autárquica y pareció factible en una Europa que se hundía en el caos bélico. Algunos de los barrios que se planifiquen y construyan en torno a las ciudades tendrán un aire rural, con viviendas unifamiliares inspiradas en la arquitectura vernácula, dotadas de huertos o jardines, y con calles anchas que se abren al campo. O sea, barrios concebidos como pequeños pueblos íntimamente relacionados con el agro a la par que bisagra entre la ciudad y el campo. Aunque este tipo de iniciativas se abandonó en los años cincuenta para dar paso a polígonos de bloques de apartamentos, muchos barrios construidos con espíritu rural pervivieron como organismos de indudable autonomía e idiosincrasia.
National Catholic ruralism, a latent ideology since the mid-19th century, emerged strongly during the Second Republic as a reaction against modernity and its main expression, the cities. In Franco's Spain after the Civil War and the post-war period, the aim was not only to strengthen the countryside, the place where a Spain uncontaminated by immorality resided - Castile of small landowners was the model - but also to implement a ruralist growth of the cities. This "deurbanising" policy was consistent with the autarkic economy and seemed feasible in a Europe sinking into war chaos. Some of the neighbourhoods planned and built around the cities will have a rural feel, with single-family houses inspired by vernacular architecture, with orchards or gardens, and wide streets opening onto the countryside. In other words, neighbourhoods conceived as small villages intimately related to agriculture and as a hinge between the city and the countryside. Although this type of initiative was abandoned in the 1950s to make way for flat block estates, many neighbourhoods built in a rural spirit survived as organisms of undoubted autonomy and idiosyncrasy.