La plataforma de Vico (1609-1613) es un plano en perspectiva con un dibujo algo ingenuo que le resta cierto valor para reconocer la arquitectura, pero con un grado de detalle en el tejido urbano excepcional, a lo que contribuye positivamente una distorsión intencionada como la considerable anchura que da a las calles. Fue un encargo del arzobispo Pedro de Castro en relación con los fraudes del Sacromonte.