@misc{10481/78861, year = {1992}, url = {https://hdl.handle.net/10481/78861}, abstract = {Pocos temas han sido tan laberínticos para la inteligencia política como el nacionalismo. Liberales y socialistas, proclives a imaginar la sociedad dividida en segmentos horizontales, han presentado las fuerzas agrupadas en torno a movimientos nacionalistas bajo calificativos como el de reaccionarias, atávicas, subversivas o irracionales. Así, funcionalistas y marxistas, incómodos con los fenómenos que atraviesan verticalmente el conjunto de lo social (pensamos, por ejemplo, en los agrupamientos de signo religioso o etno-lingüístico), advierten sobre sus efectos disolventes y lamentan su origen patológico. Hay (o, tal vez, hubo) una leyenda negra sobre el nacionalismo que sólo recientemente, desde finales de los sesenta, ha comenzado a ser revisada; lejos de considerarlo expresión de resistencias a la modernización, autores como E. Gellner o T. Nairn, lo entronizan como precondición para todo movimiento modernizador. Un giro copernicano que deriva de asumir un hecho difícilmente cuestionable: mayores cotas de progreso y más elevados índices de educación política no han logrado arrinconar la capacidad de movilización social de las ideologías nacionalistas.}, publisher = {Universidad de Granada}, title = {El factor nacional en el desarrollo de la Ciencia}, author = {Lafuente, Antonio}, }