Mandato de neutralidad de las instituciones públicas y simbología religiosa Porras Ramírez, José María No obstante lo mucho que se ha avanzado, todavía perduran algunos relevantes vestigios de confesionalidad, que determinan un trato de privilegio a la Iglesia Católica. Algunos de ellos tienen reflejo normativo, de forma renovada, bajo la cobertura del principio de cooperación; mientras que otros simplemente impregnan lo más tradicional de la cultura política nacional, manteniéndose por inercia de tiempos pretéritos, dada la inveterada identificación histórica, que en España ha venido existiendo, entre el poder político y el eclesiástico, unas veces sin consecuencias contrarias a los principios fundamentales del ordenamiento jurídico (SSTC 19/1985 y 130/1991), pero otras, con menoscabo manifiesto del deber de neutralidad ideológica y religiosa de los poderes públicos e, incluso, de los derechos fundamentales de las personas (ATC 551/1985 y SSTC 177/1996 y 101/2004). Parece así evidenciarse, en suma, que la actividad promocional del Estado se ha fundado, en ocasiones, sobre bases que vienen ya dadas y que son espurias, en tanto que impropias de un Estado laico, al resultar incongruentes con los principios de libertad religiosa y de neutralidad estatal. Todos estos vestigios remanentes de confesionalidad y de desigualdad, han de ser interpretados a la luz de los principios de libertad religiosa y de laicidad, para extinguir o minimizar sus efectos. Y, sin duda, la presencia de símbolos religiosos en el ámbito público interfiere, con frecuencia, el ejercicio de los derechos fundamentales de las personas, perturbando la convivencia en una sociedad compleja. Por eso, su asunción por parte de los poderes públicos supone la continuidad del privilegio o, lo que es igual, el mantenimiento de la inveterada identificación confesional del Estado. Todo lo contrario que lo que la Constitución propugna. Despite the great progress that has been made, there are still some relevant vestiges of confessionalism that determine a privileged treatment of the Catholic Church. Some of them are reflected in the regulations, in a renewed form, under the cover of the principle of cooperation; while others simply permeate the most traditional aspects of the national political culture, being maintained by inertia from past times, given the long-standing historical identification that has existed in Spain between political and ecclesiastical power, sometimes without consequences contrary to the fundamental principles of the legal system (SSTC 19/1985 and 130/1991), but other times, with manifest damage to the duty of ideological and religious neutrality of the public powers and, even, to the fundamental rights of people (ATC 551/1985 and SSTC 177/1996 and 101/2004). In short, it seems to be evident that the State's promotional activity has been founded, at times, on bases that are already given and that are spurious, as they are inappropriate for a secular State, as they are inconsistent with the principles of religious freedom and state neutrality. All these remaining vestiges of confessionality and inequality must be interpreted in the light of the principles of religious freedom and secularism, in order to extinguish or minimize their effects. And, without a doubt, the presence of religious symbols in the public sphere frequently interferes with the exercise of the fundamental rights of people, disturbing coexistence in a complex society. Therefore, their assumption by the public powers supposes the continuity of the privilege or, what is the same, the maintenance of the inveterate confessional identification of the State. Quite the opposite of what the Constitution advocates. 2025-01-14T12:23:56Z 2025-01-14T12:23:56Z 2012 journal article Revista Española de Derecho Constitucional. Nº 94. 2012. pp. 335-354. 0211-5743 https://hdl.handle.net/10481/99118 eng http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/ open access Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Internacional Centro de Estudios Políticos y Constitucionales