Comportamiento de riesgo, impulsividad y toma de decisiones ante eventos catastróficos. Bases neurobiológicas y conectividad efectiva como factores predictivos y de prevención Mas Cuesta, Laura Cándido Ortiz, Antonio Catena Martínez, Andrés Universidad de Granada. Programa de Doctorado en Psicología La toma de decisiones es un proceso complejo sustentado por múltiples redes cerebrales encargadas de valorar las alternativas de acción, controlar la conducta y evaluar los resultados para aprender de la experiencia. Los modelos neurobiológicos de toma de decisiones establecen que el sistema socioemocional o de recompensa cerebral desempeña un papel fundamental en la asignación de valor a las diferentes opciones de conducta. Durante este proceso, se valoran los posibles resultados en función de los beneficios y los costes esperados, de la incertidumbre asociada a la decisión y del tiempo transcurrido entre la acción y las consecuencias. Es por esto, y dado su carácter subjetivo, que ciertos factores de personalidad, como la impulsividad y la sensibilidad a las recompensas y castigos, también desempeñan un rol decisivo en la valoración de las opciones de elección. Una vez que se han evaluado los cursos de acción posibles, el sistema de control cognitivo facilita la implementación de la conducta. Sin embargo, no todas las decisiones llevan a acciones adaptativas, como ocurren en el comportamiento de riesgo que, en cualquiera de sus dimensiones, implica elegir una alternativa que conlleva una alta probabilidad de que ocurran consecuencias negativas para la persona. Debido a la importancia de este tipo de conductas, diversos modelos de toma de decisiones han postulado la existencia de un mecanismo dual de procesamiento en su intento de explicar el comportamiento de riesgo. En esencia, se han postulado dos redes cerebrales, una de control cognitivo y otra de procesamiento de las recompensas. Además, debido a la complejidad de este proceso, factores como el contexto social, las emociones y los rasgos de personalidad influyen de manera fundamental en las decisiones arriesgadas. Una vez que la acción se ha realizado, se evalúan sus consecuencias, para asignarle un valor y aprender de la experiencia. Las áreas cerebrales encargadas de procesar las recompensas y castigos intervienen durante la exposición al resultado y muestran actividad anticipatoria, previa a la obtención del mismo. De hecho, la anticipación de las situaciones futuras es un elemento clave para la conducta adaptativa, más aun ante resultados inesperados cuyas consecuencias no se puedan predecir. Teniendo en cuenta lo anterior y dada la influencia que ejercen los estados emocionales y las características personales en las diferentes etapas de la toma de decisiones, no es de extrañar que las intervenciones diseñadas para regular estos factores, como los programas basados en mindfulness, sean efectivas para mejorar la conducta adaptativa. Más concretamente, la práctica de la atención plena se ha demostrado eficaz para reducir el comportamiento de riesgo y para mejorar las habilidades de regulación emocional, el bienestar y la salud psicológica general. A pesar de la evidencia sobre los factores, tanto contextuales como personales, que determinan que la elección de la conducta sea más o menos funcional, falta investigación para esclarecer cómo se configuran los sistemas neurocognitivos y de personalidad implicados en las distintas etapas de la toma de decisiones, y cómo los cambios que se producen en estos sistemas permiten anticipar y procesar resultados inesperados y prevenir la conducta desadaptativa. El objetivo principal de la tesis es arrojar luz en los aspectos citados, utilizando contextos de riesgo reales y cotidianos. Un ejemplo diario de toma de decisiones donde pueden observarse comportamientos de riesgo, con resultados impredecibles y catastróficos, son los entornos de tráfico. Por ello, y debido a su gran validez ecológica y posibilidad de generalización, se utiliza la conducción para abordar los objetivos de los estudios de la tesis. El estudio 1 explora las bases neuroanatómicas del comportamiento de conducción arriesgado en situaciones de la vida real, y su relación con la impulsividad cognitiva y la sensibilidad a las recompensas y castigos. Los resultados indican que existe una tendencia a presentar un menor volumen de materia gris total cuanto mayor es el nivel de riesgo. También se observa que las personas que conducen de manera arriesgada muestran un menor volumen en regiones que forman parte de las redes de control cognitivo y de recompensa cerebral, como la corteza frontal, parietal y temporal superior, los giros parahipocampal y fusiforme, la ínsula, el cerebelo y el estriado ventral. Por otro lado, observamos que, incluso ante la ausencia de diferencias en los rasgos de personalidad, la impulsividad y la sensibilidad a las recompensas y castigos se relacionan de manera distinta con las estructuras de las redes de control y recompensa, en función del nivel de riesgo en conducción, encontrando, en las personas más arriesgadas, correlaciones absolutas más bajas entre el volumen cerebral y los rasgos de personalidad. En conjunto, los resultados apoyan el modelo dual del comportamiento de riesgo e indican que existe una alteración en la configuración de los circuitos neurales implicados en la valoración de las recompensas, implementación de la acción y regulación del comportamiento en personas arriesgadas. El estudio 2 investiga el procesamiento cerebral de los eventos catastróficos. Para ello se han utilizado los periodos previos y posteriores a la ocurrencia de accidentes en contextos de conducción simulada. En ambos periodos se ha analizado la actividad cerebral, estimada mediante el registro de electroencefalografía de alta densidad (EEG), y la conectividad efectiva de las siete redes principales del cerebro (VN: visual; SMN: somatomotora; LN: límbica, DAN: atencional dorsal; VAN: atencional ventral; FPN: frontoparietal y DMN: red por defecto). Los resultados indican que durante el periodo previo a la ocurrencia de un accidente se activan las cortezas parietal inferior y cingulada anterior y la ínsula. Además, se produce un flujo de activación causal, o conectividad efectiva, entre los nodos de las redes atencionales, VAN y DAN, y dentro de los nodos de la red límbica. Por otro lado, cuando el accidente acaba de ocurrir, las cortezas orbitofrontal, parietal inferior y cingulada anterior, y los giros frontal superior y medio se activan, y se produce una mayor conectividad efectiva entre redes, desde la VAN hasta la SMN, y entre nodos, desde nodos de las redes visual, VAN y DMN, hasta nodos de las redes frontoparietal, atencionales y límbica. Estos patrones de actividad cerebral y conectividad efectiva sugieren que la activación de procesos relacionados con la saliencia y el procesamiento emocional permite la anticipación de la ocurrencia de eventos catastróficos, como los accidentes. Además, una vez que el accidente ha ocurrido, se inician los procesos de control necesarios para adaptar el comportamiento a las nuevas demandas del ambiente. El estudio 3 explora los efectos de una intervención basada en mindfulness a nivel neuroanatómico y su relación con el mindfulness disposicional y la impulsividad. Nuestros resultados indican que el entrenamiento en mindfulness mejora el mindfulness disposicional, Además, el cambio en las habilidades de atención plena, después de la intervención, se relaciona con cambios en los niveles de impulsividad. Asimismo, observamos que el entrenamiento en mindfulness produce una reducción en el volumen del núcleo caudado que, su vez, se relaciona con una menor urgencia positiva. Es decir, el entrenamiento en mindfulness mejora la habilidad de observar las propias sensaciones y percepciones y la capacidad para dejar pasar los pensamientos y las emociones, sin aferrarse ni reaccionar ante su ocurrencia. Además, produce cambios a nivel de estructura cerebral que se relacionan con una disminución en los niveles de impulsividad, reduciendo la tendencia a actuar de manera precipitada ante situaciones que generan emociones positivas. En conjunto, nuestros resultados muestran que los sistemas de control cognitivo, procesamiento emocional y recompensa cerebral actúan de manera interconectada en las diferentes etapas de la toma de decisiones, desde la formación de preferencias y selección de la acción, hasta la anticipación y valoración de resultados y la regulación de la conducta. Además, la impulsividad, la sensibilidad a las recompensas y castigos y la atención plena disposicional también se sustentan en estos sistemas neurocognitivos e influyen en el proceso de toma de decisiones y en la conducta adaptativa. Decision-making is a complex process supported by multiple brain networks responsible for valuing action alternatives, controlling behavior, and evaluating outcomes to learn from experience. Neurobiological models of decision-making posit that the socioemotional or reward brain system plays a crucial role in assigning value to different behavioral options. During this process, potential outcomes are evaluated based on the expected benefits and costs, uncertainty associated with the decision, and the time elapsed between the action and the consequences. Due to this, and given their subjective nature, personality factors such as impulsivity and sensitivity to rewards and punishments also play a decisive role in the valuation of choice options. Once potential courses of action have been evaluated, the cognitive control system facilitates behavior implementation. However, not all decisions lead to adaptive actions, as occurs in risk behavior, which in any of its dimensions entails choosing an alternative that involves a high probability of negative consequences for the individual. Given the importance of such behaviors, various decision-making models have postulated the existence of a dual processing mechanism in their attempt to explain risk behavior. In essence, two brain networks have been hypothesized, one for cognitive control and the other for reward processing. Additionally, due to the complexity of this process, factors like social context, emotions, and personality traits fundamentally influence risky decisions. Once the action has been performed, its consequences are evaluated to assign it a value and learn from the experience. Brain areas responsible for processing rewards and punishments come into play during outcome exposure, showing anticipatory activity before obtaining the outcome. In fact, anticipation of future situations is a key element for adaptive behavior, especially in the face of unexpected outcomes with unpredictable consequences. Considering the above and given the influence of emotional states and personal characteristics throughout decision-making stages, it is not surprising that interventions designed to regulate these factors, such as mindfulness-based programs, are effective in improving adaptive behavior. Specifically, mindfulness practice has been shown to be effective in reducing risk behavior and enhancing emotional regulation skills, well-being, and overall psychological health. Despite the evidence regarding both contextual and personal factors that determine whether the choice of behavior is more or less functional, further research is needed to clarify how the neurocognitive and personality systems involved in the different stages of decision-making are configured. Additionally, understanding how changes in these systems allow anticipation and processing of unexpected outcomes, and prevent maladaptive behavior is crucial. The main aim of this thesis is to shed light on the aforementioned aspects using real and everyday risk contexts. A daily example of decision-making where risky behaviors can be observed with unpredictable and catastrophic outcomes may be provided by traffic environments. For this reason, and due to its high ecological validity and generalizability, driving is used to address the aims of the thesis studies. Study 1 explores the neuroanatomical bases of risky driving behavior in real-life situations and their relationship with cognitive impulsivity and sensitivity to rewards and punishments. The results indicate a trend towards lower total gray matter volume as the level of risk increases. It is also observed that risky drivers show a lower volume in regions that are part of the cognitive control and reward brain networks, such as the frontal, superior parietal and temporal cortices, parahippocampal and fusiform gyri, insula, cerebellum, and ventral striatum. On the other hand, we observe that even in the absence of differences in personality traits, impulsivity and sensitivity to rewards and punishments are differently related to the structures of the control and reward networks, depending on the level of risk in driving. In individuals with a higher propensity for risktaking, we find lower absolute correlations between brain volume and personality traits. Overall, results support the dual model of risk behavior and indicate that there is an alteration in the configuration of neural circuits involved in reward valuation, action implementation, and behavior regulation in risky individuals. Study 2 investigates the brain processing of catastrophic events. For this purpose, the periods before and after the occurrence of accidents in simulated driving contexts have been studied. Brain activity, estimated through high-density electroencephalography (EEG) recording, and the effective connectivity of the seven main brain networks (VN: visual network; SMN: somatomotor network; LN: limbic network, DAN: dorsal attention network; VAN: ventral attention network; FPN: frontoparietal network; DMN: default mode network) were analyzed during both periods. The results show that before the accident occurs, the inferior parietal and anterior cingulate cortices and the insula are activated. Additionally, causal activation flow or effective connectivity between nodes of the VAN and DAN, and within nodes of the limbic network occurs. On the other hand, immediately after the accident, the orbitofrontal, inferior parietal, and anterior cingulate cortices, and the superior and middle frontal gyri are activated. Greater effective connectivity between networks, from the VAN to the SMN, and within nodes, from nodes of the visual network, VAN, and DMN to nodes of the frontoparietal, attentional, and limbic networks, also occurs. These patterns of brain activity and effective connectivity suggest that the activation of salience and emotional processing enables the anticipation of catastrophic events such as accidents. Moreover, once an accident has occurred, control processes are initiated to adapt behavior to the new environmental demands. Study 3 explores the neuroanatomical effects of a mindfulness-based intervention and its relationship with dispositional mindfulness and impulsivity. Our results indicate that mindfulness training improves dispositional mindfulness. Additionally, the change in mindfulness skills after the intervention is related to changes in impulsivity levels. Furthermore, we observe that mindfulness training leads to a reduction in the caudate nucleus volume, which in turn is related to lower positive urgency. That is, mindfulness training improves the ability to observe one's own sensations and perceptions and the ability to let thoughts and emotions pass, without clinging or reacting to them. In addition, it produces changes in brain structure that are related to a decrease in impulsivity levels, reducing the tendency to act rashly in situations that generate positive emotions. Overall, our results show that cognitive control, emotional processing, and reward brain systems act interconnectedly in the different stages of decision-making, from preference formation and action selection to anticipation and valuation of outcomes and behavior regulation. Moreover, impulsivity, sensitivity to rewards and punishments, and dispositional mindfulness are also underpinned by these neurocognitive systems and influence the decision-making process and adaptive behavior. 2024-06-21T10:45:35Z 2024-06-21T10:45:35Z 2024 2024-04-26 doctoral thesis Mas Cuesta, Laura. Comportamiento de riesgo, impulsividad y toma de decisiones ante eventos catastróficos. Bases neurobiológicas y conectividad efectiva como factores predictivos y de prevención. Granada: Universidad de Granada, 2024. [https://hdl.handle.net/10481/92759] 9788411953511 https://hdl.handle.net/10481/92759 http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/ open access Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Internacional Universidad de Granada