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dc.contributor.authorCabello Padial, Gabriel 
dc.date.accessioned2025-01-13T08:12:56Z
dc.date.available2025-01-13T08:12:56Z
dc.date.issued2020
dc.identifier.urihttps://hdl.handle.net/10481/98915
dc.description.abstractSi la contracultura es un movimiento de contestación, es difícil soslayar el hecho de que, por más que la contracultura no consista en una mera negación nihilista, toda contestación es necesariamente situada. El hecho de que toda contestación tiene lugar a partir de una situación concreta imposible de reducir a una abstracción intemporal. Tanto en el caso de Theodore Roszac como en el de Herbert Marcuse, seguramente los pensadores académicos más influyentes en los primeros momentos de la contracultura, esta condición situada de la revuelta contracultural resulta evidente. Ya sea en relación con la «sociedad tecnocrática» o con la «desublimación represiva», la reivindicación de la imaginación tiene lugar como oposición históricamente determinada. Y ello por más que, como sostuvo Roszac en el libro que puso nombre al movimiento contracultural contemporáneo, convoque a elementos provenientes de orígenes muy diversos.es_ES
dc.language.isospaes_ES
dc.publisherAbada editoreses_ES
dc.subjectVanguardiaes_ES
dc.subjectArtistic avant-gardees_ES
dc.subjectContracultura es_ES
dc.subjectCounterculture es_ES
dc.titleEn el lugar de lo que falta. Vanguardia y contracultura.es_ES
dc.typebook partes_ES
dc.rights.accessRightsembargoed accesses_ES


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