Evaluación de los hábitos alimentarios y de actividad física en niños españoles de 1 a <10 años de edad
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Universidad de Granada
Departamento
Universidad de Granada. Programa de Doctorado en Nutrición y Ciencias de los AlimentosFecha
2024Fecha lectura
2024-06-07Referencia bibliográfica
Madrigal Arellano, Casandra. Evaluación de los hábitos alimentarios y de actividad física en niños españoles de 1 a <10 años de edad. Granada: Universidad de Granada, 2024. [https://hdl.handle.net/10481/93117]
Patrocinador
Tesis Univ. Granada.; Beca para estudios de Posgrado en el extranjero otorgada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México (CONACYT), Convocatoria 2019-Primer Periodo, Referencia de Beca No. 766454Resumen
Introducción: Los hábitos de alimentación y los estilos de vida durante las primeras
etapas de la infancia son importantes por su asociación a enfermedades crónicas
durante la vida adulta.
Objetivos: Evaluar la ingesta de energía, el aporte de nutrientes, las principales
fuentes alimentarias, los patrones de alimentación, así como de actividad física y
de sedentarismo en los participantes en el Estudio Nutricional en Población Infantil
Española. Además, conocer la influencia del consumo de leche convencional y
preparados lácteos para niños de corta edad y escolares sobre la calidad de la dieta.
Métodos: Se utilizaron un cuestionario sociodemográfico, dos recuerdos de 24 h y un
cuestionario de actividad física en una muestra representativa de los niños españoles
de 1 a <10 años, no veganos, residentes en municipios >50, 000 habitantes: en una
muestra de referencia de niños españoles (n=707) y una muestra complementaría
consumidora de preparados lácteos (n=741).
Resultados: El 85 % de la población mostró una ingesta energética plausible y ambas
muestras tuvierón una ingesta energética adecuada. El porcentaje de niños que superó
el 20 % del aporte de energía proveniente de proteínas fue del 12 % en la muestra de
referencia y el 6 % en la muestra consumidora de preparados lácteos. Ambas muestras
sobrepasaron las recomendaciones de grasa total (36,5 % en la muestra de referencia;
35,9 % en la muestra consumidora de preparados lácteos) y de grasas saturadas (13,1
% vs. 12,1 %, respectivamente); la ingesta de DHA fue significativamente menor en la
muestra de referencia (20 mg/d vs. 90 mg/d).
Respecto a las vitaminas y minerales antioxidantes, más del 80 % de los niños de ambas
muestras alcanzaban o superaban las recomendaciones de zinc, selenio, vitamina A
y vitamina C. La vitamina E mostró un valor preocupante en la población de referencia
ya que únicamente 20 % de los niños alcanzaba o superaba las recomendaciones de
ingesta de esta vitamina, en comparación con un 91 % de la muestra consumidora
de preparados lácteos. La leche y los productos lácteos, los aceites y grasas y las
carnes y los productos cárnicos desempeñaron un papel principal como fuentes de los
nutrientes analizados.
Con relación a la calidad de la dieta de los niños estudiados, la adhesión a la dieta
mediterránea utilizando el índice KIDMED y la adhesión a las guías alimentarias
basadas en alimentos para la población española de la Sociedad Española de Nutrición
Comunitaria (SENC), únicamente el 8 % de los niños mostró una adhesión alta a la
dieta mediterránea y el 68 % tuvo una adehsión media, mientras que un 53 % tuvo una
adhesión alta y el 24 % una adhesión media a las guías alimentarias de la SENC. El 87 % de los niños del estudio cumplió con las recomendaciones de la Organización
Mundial de Salud respecto a la actividad física diaria y el 46 % con las recomendaciones
de horas frente a una pantalla y el 70 % con las recomendaciones de sueño.
Conclusiones: Los resultados de esta tesis doctoral recalcan la importancia de continuar
promoviendo el patrón de dieta mediterránea y una mayor diversificación de la dieta
para reducir las brechas entre la ingesta actual de nutrientes y las recomendaciones
europeas e internacionales para niños pequeños y en edad escolar. La leche mostró
el potencial para ser un buen vehículo de suplementación en los casos en los que no
sea posible conseguir alcanzar las recomendaciones de nutrientes a través de la dieta.
Asimismo, es necesario continuar la promoción de hábitos de vida saludables en la
infancia. Es necesario continuar los estudios en esta etapa de la vida, idealmente con
biomarcadores y con un seguimiento a largo plazo.