dc.description.abstract | El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es uno de los trastornos
del neurodesarrollo más frecuentes de la infancia. Según la quinta edición del Manual
Diagnóstico de Enfermedades, DSM-5, su prevalencia se estima alrededor del 5 %. Sus
síntomas nucleares y su elevada comorbilidad hacen que aquellos que la padecen
presenten dificultades para el desarrollo pleno de su vida académica, familiar y social.
Sin embargo, a pesar de la importancia en términos de salud pública, aún
desconocemos de manera precisa el origen y la etiología del trastorno. Parece tratarse de
una entidad multifactorial, donde se describe un importante papel de la interacción entre
la herencia genética y la exposición medioambiental.
Las teorías neurotransmisoras que apuntan a desórdenes en los niveles de
dopamina y catecolaminas, así como las modificaciones neuroanatómicas observadas en
determinadas regiones cerebrales parecen ser los mecanismos fisiopatológicos más
estudiados y que presentan mayor evidencia científica. Sin embargo, la participación de
otros sistemas biológicos, como el eje hipotálamo-hipofisario-suprarrenal, o la
influencia del estrés oxidativo y la neuroinflamación conforman las nuevas líneas de
investigación que sustentarían la base multifactorial y plural de esta entidad.
En cuanto a su diagnóstico, la falta de un marco teórico que explique con
exactitud los mecanismos neurobiológicos que subyacen al trastorno dificulta el
desarrollo de biomarcadores cuantificables, que faciliten el proceso diagnóstico, el
pronóstico y el seguimiento de los tratamientos. Por ello, el diagnóstico continúa siendo
puramente clínico, basado en la evaluación de una serie de síntomas conductuales y
cognitivos, y mediante la aplicación de criterios establecidos por los sistemas
internacionales de clasificación, DSM y CIE (Sistema de Clasificación Internacional de
Enfermedades). Sin embargo, y a pesar de la existencia de éstos, en ocasiones el
diagnóstico resulta complejo, ya que la evaluación subjetiva de los síntomas puede derivar en una variabilidad considerable en la precisión diagnóstica.
En cuanto al tratamiento, desde hace décadas, el metilfenidato se ha consagrado
como el principal fármaco empleado en los pacientes diagnosticados de Trastorno por
Déficit de Atención e Hiperactividad. Su eficacia y seguridad parecen demostradas, pero
los efectos sobre determinados marcadores y estructuras que parecen ser relevantes en el
trastorno aún no están claros.
El hallazgo de marcadores en sangre periférica relacionados con estas nuevas
entidades (estrés oxidativo, neuroinflamación o la reactividad del eje hipotálamohipofisario-
suprarrenal) y su posible modificación con el tratamiento podría brindar
información útil sobre la fisiopatología del Trastorno por Déficit de Atención e
Hiperactividad, proporcionar una mayor objetividad y precisión en el diagnóstico,
ayudar a monitorizar y predecir la eficacia de los tratamientos y, en definitiva, permitir
un enfoque más personalizado de cada paciente.
Este estudio, en el que participaron 59 pacientes diagnosticados con Trastorno
por Déficit de Atención e Hiperactividad según los criterios de la quinta edición del
Manual Diagnóstico de Enfermedades, tuvo como objetivo principal evaluar los
cambios inducidos por el tratamiento en el estado oxidativo/nitrosativo y en los niveles
de cortisol.
El estudio se llevó a cabo entre septiembre de 2020 y mayo de 2023, consistió en
un estudio prospectivo, cuasi-experimental, de seguimiento longitudinal basado en la
práctica clínica diaria. Todos los sujetos del estudio fueron reclutados por el Servicio de
Pediatría del Hospital Universitario Clínico San Cecilio, fueron sometidos a una
entrevista clínica estructurada y a un análisis de sangre y saliva antes de iniciar el
tratamiento prescrito y tras tres meses del inicio de este. Todos ellos dieron su
consentimiento informado por escrito. Para ello, se utilizaron muestras de sangre periférica antes del inicio del
tratamiento habitualmente prescrito en estos casos (metilfenidato) y tres meses después,
con el fin de medir una serie de marcadores oxidativos e inflamatorios, así como la
actividad antioxidante endógena.
De manera similar, también se recogieron muestras de saliva antes y después del
tratamiento para estudiar los cambios en los niveles de cortisol, evaluados mediante la
respuesta al despertar del cortisol (del inglés “Cortisol Awakening Response”, CAR).
La respuesta al despertar del cortisol se ha consagrado en los últimos tiempos como la
medida más apropiada para evaluar la activación del eje hipotálamo-hipofisariosuprarrenal
en relación con diferentes factores psicosociales, dejando en un segundo
plano la medición aislada del cortisol.
Los resultados de nuestro estudio mostraron una mejora relacionada con el
tratamiento en el perfil redox mediante la reducción de los niveles de productos
proteicos de oxidación avanzada (AOPP), peroxidación lipídica (LPO) y nitritos y
nitratos (NOx). Asimismo, también se observó un aumento de las actividades
enzimáticas de glutatión reductasa (GRd) y catalasa (CAT), ambas enzimas del sistema
antioxidante endógeno. Además, el área bajo la curva (AUC) de la respuesta al
despertar del cortisol aumentó significativamente, indicando una mayor reactividad del
eje hipotálamo-hipofisario-suprarrenal.
Los resultados obtenidos en este estudio apoyan aún más la hipótesis de que el
estrés nitrosativo/oxidativo, la inflamación y el eje hipotálamo-hipofisario-suprarrenal,
que parecen desempeñar un papel clave en otras afecciones psiquiátricas (como el
Trastorno del Espectro Autista), están efectivamente implicados en la fisiopatología de
esta entidad y constituyen una base sobre la que seguir investigando para el desarrollo
de biomarcadores relacionados con el TDAH. | es_ES |
dc.description.sponsorship | Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo, Junta de Andalucía (CTS-101), España, y la UGC de Laboratorios Clínicos, Hospital Universitario San Cecilio, Granada, España | es_ES |