La mecánica de fluidos y la teoría de la figura de la Tierra entre Newton y Clairaut (1687-1743)
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Lafuente, AntonioEditorial
Universidad de Granada
Fecha
1983Referencia bibliográfica
Lafuente, Antonio. «La mecánica de fluidos y la teoría de la figura de la Tierra entre Newton y Clairaut (1687-1743)». Dynamis: Acta Hispanica ad Medicinae Scientiarumque Historiam Illustrandam, 1983, Vol. 3, p. 55-89, https://raco.cat/index.php/Dynamis/article/view/105844.
Resumen
El objeto del presente trabajo es el análisis de la literatura publicada
sobre el tema de la figura de la Tierra entre 1687 y 1743. Nuestro
estudio se ve acotado por dos fechas cuya importancia ha sido resaltada
por numerosos autores. l,a primera de ellas, 1687, coincide con la
publicación de los Philosophiae rvaturalis Princ$ia Mathematica de Newton,
obra en la que, como veremos, se aborda el problerria desde primeros
principios. En efecto, los trabajos empíricos hasta entonces realizados
para la valoración de las dimensiones del planeta, adquirieron una
dimensión totalmente nueva a partir de esa fecha. El estudio de Newton
demostraba la insuficiencia de recursos de la ciencia experimental y el
abismo existente entre la precisión que podían asegurar los métodos de
la astronomía práctica y las nuevas exigencias planteadas por su
mecánica celeste. La segunda fecha propuesta coincide con la publicación
por A. C. Clairaut de la Théorze de la figure de la terre (París, 1743):
obra en la que se sintetiza y desarrolla todo cuanto estas cinco décadas
habían aportado sobre el tema. La hidrostática e hidrodinámica serán
definitivamente reformuladas en forma de primeros principios por
Euler en 1753; antes de ello, Clairaut establecerá las condiciones
generales de equilibrio hidrostático y los métodos de integración de las
ecuaciones diferenciales en derivadas parciales que su estudio requería.
Se cierra así una etapa en cuyo comienzo Newton no sabía pensar el
término fluido sin imaginar explícitamente niasas de agua canalizadas.
De ahí el principio de las columnas del que pronto nos ocuparemos.
Para Clairaut, en cambio, un fluido sería un ente matemático que
verifica sistemáticamente ecuaciones de contorno. Esta notable diferencia
nos permite comprobar, dentro de las limitaciones de un tema
concreto, el aspecto más creativo e innovador de la física teórica durante
las primeras décadas del siglo XVIII: sentar las bases y, a veces, desarrollar el programa que aún hoy aparece en los manuales bajo' ei
epígrafe genérico de mecánica racional. Desde nuestra perspectiva
actual, podemos decir que dicho programa sólo podía ser viable
formulando los problemas en términos analíticos y abandonando
paulatinamente los usos geométricos de la centuria anterior.