Estudio comparado de la tributación empresarial en la unión europea en época de crisis: España, Alemania e Irlanda

Abstract

La crisis de las hipotecas subprime de 2007 y la quiebra de Lehman Brothers en 2008 fueron detonantes de una tormenta financiera internacional que se extendió desde Estados Unidos al resto del mundo. En España, el estallido de la burbuja inmobiliaria debido a las turbulencias en los mercados financieros provocó el inicio de una las peores crisis económicas de nuestra historia contemporánea, marcada por la escalada del desempleo y el grave deterioro de las finanzas públicas: - Desempleo. Tras haberse reducido drásticamente desde unos valores por encima del 20% a finales de los años 90 hasta el 8,3% en 2007, el desempleo en España experimentó un crecimiento de casi 18 puntos porcentuales entre 2008 y 2013, año en el que se alcanzó un tasa de paro del 26,1%, la mayor cifra de las dos últimas décadas. - Finanzas públicas. En la etapa anterior a la crisis, en un entorno económico favorable, los ingresos públicos habían ganado peso en el PIB mientras que los gastos públicos se habían mantenido estables. Esto hizo posible que las cuentas públicas arrojaran superávits a partir de 2005 y la deuda pública se redujera hasta niveles por debajo del 40% del PIB en 2006 y 2007. No obstante, a raíz del inicio de la crisis económica y financiera mundial en 2008, los ingresos públicos cayeron bruscamente debido al frenazo del sector de la construcción y la mala evolución del empleo, el consumo y los beneficios empresariales; mientras que los gastos públicos se adentraron en una senda ascendente por el efecto de los estabilizadores automáticos, las medidas de estímulo fiscal aprobadas en 2008 y 2009, y las operaciones de rescate a la banca. Como resultado, España pasó de una situación de superávit del 2% del PIB en 2007 a un déficit público del 4,4% del PIB en 2008, el cual continuó creciendo hasta el 11% del PIB en 2009, año en el que la deuda pública superó el 50% del PIB.