Almunias del occidente islámico: el agdal de Marrakech (SS.XII-XXI)
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Garrido Carretero, FidelEditorial
Universidad de Granada
Director
Navarro Palazón, JulioDepartamento
Universidad de Granada.Materia
Historia Almunias Marrakech (Marruecos)
Materia UDC
94 72 5502 6201
Fecha
2018Fecha lectura
2017-09-22Referencia bibliográfica
Garrido Carretero, Fidel. Almunias del occidente islámico: el agdal de Marrakech (SS.XII-XXI). Granada: Universidad de Granada, 2018. [http://hdl.handle.net/10481/51888]
Patrocinador
Tesis Univ. Granada.; Programa Oficial de Doctorado en HistoriaResumen
La finca del Agdāl se localiza al sur de la ciudad de Marrakech (Marruecos) como prolongación
de su ciudad palatina, la Qaṣba, con la que está estrechamente vinculada. La región en la que se
encuentra Marrakech es el Haouz, un amplio territorio al pie de la cordillera del Atlas.
El Agdāl actual está rodeado por una muralla de 9 km de longitud que cobija una
amplísima extensión cultivada que se mantiene en plena producción, plantada principalmente de
olivos, cítricos y granados, especies todas ellas presentes en la finca desde su fundación. Este
vasto recinto de 390 ha incluye en su interior otro de 1,5 km de perímetro que constituye el
núcleo palatino de Dār alHanā
ʾ. Ambos recintos protegen un conjunto de edificaciones de
recreo, estructuras hidráulicas e instalaciones industriales de gran interés patrimonial.
La finca tuvo su origen en una almunia o propiedad agrícola de recreo, la denominada La
Buḥayra, creada por el segundo califa almohade Abu Ya´qub Yusuf como proyección
exterior de la ciudad palatina que él mismo erigiera, la Qaṣba. Ambas formarían parte de
un mismo proyecto califal. Su antecesor ´Abd alMu`
min había construido la Menara poco
antes, en 1157, a 2,5 km al oeste de los palacios de Qasr alHadjar.
Las dos tenían una
serie de características comunes: eran recintos cultivados de enorme extensión,
probablemente entre 150 y 200 ha; se situaban fuera de la ciudad, a una cierta distancia de
sus murallas; estaban protegidas por cercas y organizadas en torno a sendas albercas de
dimensiones excepcionales. Para la creación de ambas fue necesaria la movilización de
enormes recursos, especialmente en lo concerniente al aprovisionamiento de agua. Para
ello se emplearon dos tipos de recursos hídricos: las aguas provenientes de la capa
freática, drenadas por khaṭṭāra/s, y las aguas superficiales derivadas del rio Ourika, a 40
km al sureste de Marrakech, mediante la gran acequia makhzan (estatal) de Tassoultant,
obra de ´Abd alMu`
min.
La finca es descrita por las fuentes cronísticas y los informes de viajeros
occidentales que empiezan a abundar a partir del siglo XVI. El Agdāl era para todos estos
observadores una gran plantación de olivos, cítricos y otros frutales; algo que se mantiene
en la actualidad. El arbolado se hallaba armoniosamente dispuesto en parcelas cercadas,
con ciertas concesiones ornamentales como la presencia de flores y cultivos exóticos. Su
objetivo principal era la venta en los mercados locales, lo cual permitía al Makhzan
generar importantes ingresos, sobre todo si se tiene en cuenta su capacidad para controlar
la distribución y el precio de la cosechas.
La finca experimentó varias restauraciones: dos se sucedieron en época saadí. La
primera, en tiempos de ʿAbdallāh alGālib
(15571574)
y la segunda y más importante con
Aḥmad alManṣūr
(15781603).
Como resultado de ellas la finca, conocida entonces como
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Rawd alMasarra,
recuperó sus aspectos productivos, residenciales y protocolarios. En la
tercera, en época alauí, se produce un progresivo crecimiento y revivificación de la finca,
que atiende mayoritariamente a los aspectos productivos. Las funciones palatinas se
desplazan al nuevo complejo áulico de Dar alBayda,
situado más cerca de la Qaṣba, en
detrimento de Dār alHanā
ʾ. Esta intervención resultaría determinante para fijar las
características del Agdāl que ha llegado hasta nuestros días. Un último intento de
recuperación del palacio de Dār alHanā
ʾse produjo a finales del siglo XX, aunque quedó
inconcluso.
El Agdāl y la Menara no son las únicas grandes almunias que poblaron el alfoz de
Marrakech. Las dos han sobrevivido por su vinculación al Makhzan, pero tenemos pruebas de
que existieron muchas otras, como evidencian los restos de 19 grandes albercas localizadas en la
llanura del Tasltante, al sur de la ciudad. El estudio comparado de todas ellas ha permitido
elaborar un modelo de finca periurbana ampliamente desarrollado en el entorno de Marrakech
desde la Edad Media.