La época del malestar una crítica de patologías en el "Tecno-Capitalismo" mundializado
Metadatos
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García Ferrer, BorjaEditorial
Universidad de Granada
Director
Sáez Rueda, LuisDepartamento
Universidad de Granada.; Departamento de Filosofía IIMateria
Patología Crítica Tecnología Capitalismo
Materia UDC
616 320104
Fecha
2018Fecha lectura
2017-12-21Referencia bibliográfica
García Ferrer, B. La época del malestar una crítica de patologías en el "Tecno-Capitalismo" mundializado. Granada: Universidad de Granada, 2018. [http://hdl.handle.net/10481/50922]
Patrocinador
Tesis Univ. Granada.; Programa Oficial de Doctorado en FilosofíaResumen
La presente Tesis Doctoral se constituye como una crítica de “patologías de civilización” y de sus expresiones socio-culturales en el “mundo de la vida” (Lebenswelt), con el objeto de dilucidar las señas de identidad del nuevo malestar en la cultura que todos experimentamos cada día, sin excepción. Se trata de mostrar, desde una perspectiva interdisciplinar, la actualidad del “nihilismo”, en un mundo histórico marcado, según nuestra hipótesis, por la alianza del modo de producción capitalista con las nuevas tecnologías de la comunicación, conformando lo que nosotros denominamos “tecno-capitalismo” mundializado.
Para ello, partimos de la crítica del mundo científico-técnico a cargo de Martin Heidegger, con el objeto de probar su alcance a la luz de los fenómenos contemporáneos. En este sentido, llevamos a cabo una interpretación personal, en debate con diversos especialistas en la materia, de sus presupuestos ontológicos y, en particular, de su concepción ontológica de la técnica como el leitmotiv de nuestra época. Desde esta óptica, examinamos el fondo patológico de la técnica en cuanto consumación histórica del “nihilismo impropio”.
A continuación, aplicamos el arsenal conceptual heideggeriano a la cultura (entendida ontológicamente), con el objeto de elucubrar en qué consiste la profundidad tectónica de la crisis, esto es, la “agenesia”. En este contexto, la existencia se somete a la dictadura invisible del sistema “tecno-capitalista”, cuya gestación histórica se inscribe en el proceso de globalización. El “tecno-capitalismo” impone una suerte de “totalización oikonomica”, en virtud de la cual coloniza y satura con su presencia, en nombre de la forma-mercancía, tanto el espacio interior como el exterior.
Vistas las cosas así, analizamos los modus operandi al abrigo del “tecno-capitalismo” para implementar su dominio, entre los cuales destaca la aceleración del ritmo de vida a cargo de las NTIC. Además de la estandarización de nuestro modo de vida y de nuestra visión del mundo, la velocidad absoluta en la infoesfera favorece, por mor de la comunicación instantánea que constituye su corolario, el “máximo olvido del ser” de heideggeriana memoria, así como graves problemas morales.
En este contexto, la negación del espacio-tiempo clásico absoluto en beneficio de la nueva “realidad virtual” se resuelve en el desarraigo del “ser-en-el-mundo” (In-der-Welt-sein), por razón del cual se ve privado de la experiencia “yo soy el ser que puede (vivir en posibilidades de existencia)”. De aquí se siguen procesos de reclusión y parálisis que conciernen a una transformación patológica de la experiencia del espacio.
Además de virtual, el nuevo capitalismo es esencialmente emocional y semiótico. Por una parte, pivota cada vez más sobre la producción y la desinhibición del deseo, elevando el hedonismo como principio rector de la vida cotidiana. En base a una falsa promesa de autonomía individual, el capital nos convierte en consumidores compulsivos y, al mismo tiempo, satisface nuestros caprichos mediante la “revolución permanente” del mercado. De tal suerte que el neuromarketing adquiere una importancia fundamental, en el afán por ofrecer opciones siempre más personalizadas.
Por otra parte, el capitalismo tardío se basa en lo que llamamos “hiperestimulación semiótica”, en virtud de la cual funda un imperio de imágenes con acuciantes implicaciones patológicas, como ilustra el síndrome esquizofrénico desde la perspectiva de la teoría del “doble vínculo” (Bateson), según el cual asimilamos negligentemente la representación y la vida. Otra patología relativa a la “sobreabundancia de estímulos” (Reizüberflutung) es la hiperexpresión, ese “éxtasis de la comunicación” que va en detrimento del sentido y del espacio interhumano. Por su parte, la consumopatía se define como la necesidad “impropia” de absorber estímulos ad infinitum a costa de la infinitud “ejemplar” que atraviesa lo finito humano, como atestigua la tecnoadicción. Asimismo, la aceleración ilimitada de los ritmos existenciales y productivos acarrea una prisa “nihilista” y, por ende, un cambio de la temporalidad sin parangón, en lo que constituye un caldo de cultivo idóneo para la difusión del miedo en la sociedad. Cuando son frustrados, el estrés informativo y la hipermovilización nerviosa se traducen en patologías de desinversión de la energía libidinal como la neurastenia, entre otras expresiones mórbidas de superficie.
Llegados a este punto, abordamos las consecuencias antropológicas y sociales de la experiencia de “ser-en-el-mundo” bajo la égida del “tecno-capitalismo”. Lo primero que debemos tomar en consideración al respecto es la “crisis de transmisión” concomitante a la “licuefacción” de la sociedad, por concurso de la cual nuestras vidas giran radicalmente, aguijadas por una suerte de “enajenación errática” (erraticus), de la pertenencia a las opciones. Sirva como botón de muestra la experiencia del consumo. Por otro lado, la “crisis de transmisión” promueve una forma de vida hiperindividualista, en un sentido activista y constructivista, pero ante todo consumidor.
En efecto, la constitución postmoderna de la identidad ahonda en la crisis de la communitas que pretendía combatir, hasta el extremo de que la sociedad desfallece en nombre de la expansión egocéntrica del espacio individual al abrigo del mercado, de manera tal que se impone la indiferencia moral. No obstante, el “narcisismo colectivo” trae consigo un nuevo hálito ético, si bien resulta irrisorio en el conjunto de la sociedad.
El “nihilismo” axiológico del presente alcanza su eco en patologías del criterio, por mor de las cuales cobra vigencia un “nihilismo” fanático. En la esfera laboral, en cambio, el tardocapitalismo produce un “vacío ontológico” sobre nuestra creatividad, condenándonos a vagar en el tiempo “erráticamente” (erraticus). En esta tesitura, las relaciones de trabajo devienen fugaces y superficiales, competitivas y utilitarias. A tenor de la ilusión de autonomía que comparten en su faceta de consumidores, los trabajadores ponen de manifiesto que la clave de la “agenesia” cultural radica en la “necedad”.
En definitiva, el capitalismo se erige, en su alianza con las NTIC, como una nueva religión, constituyendo un poder ubicuo, absoluto, imperfecto, incontestable y “cúltico”. Desde este prisma, el último punto de la Tesis Doctoral se constituye como una propuesta terapéutica para que el ser humano re-nazca nuevamente a la luz de su esencia genuina, contra el monopolio de la ciencia moderna en el arte de curar. Nuestra propuesta consta de dos partes diferenciadas, una “deconstructiva” y otra “constructiva” o “política”.
Por un lado, se trata de protagonizar, en el sentido de Heidegger, una vivencia extrema de la “penuria” (Not), en aras de comprender que vivimos un sueño de libertad. Según la versión rimbaudiana del “mito de la caverna”, dicha vivencia comporta una “experiencia iniciática”, que es la experiencia del “extrañamiento” (Befremdung). Desde este punto de vista, el “ser errático” y el “superhombre” (Übermensch) encarnan indistintamente, como revela la figura trágica de Don Quijote, la esperanza de un nuevo inicio. Se impone, así pues, la necesidad de edificar una “ética de la lucidez”, con el objeto de preservar el “extrañamiento” de la “necedad” y potenciarlo sobre la base de la “meditación” (Besinnung) y de su reverso óntico, la “serenidad” (Gelassenheit).
La articulación colectiva del “extrañamiento” debe pasar, como enseña el neobarroco, por convertir en un instrumento emancipador las mismas fuerzas creativas al amparo del “tecno-capitalismo”. Se entiende, en este sentido, el concepto de “multitud”, a pesar de su fijación por problemáticas puntuales y parciales. Es una “multitud” en ciernes o “por-venir”.