Los desafíos de realizar la investigación en el aula: El caso de un estudio réplica sobre la ansiedad en el aprendizaje del inglés
Metadata
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Universidad de Granada
Materia
Estudio replica Ansiedad en el aprendizaje de la lengua extranjera Estudiantes universitarios Replication Foreign language anxiety University students
Date
2011-03Referencia bibliográfica
Stephenson Wilson, J.T.; Hewitt, E.C. Los desafíos de realizar la investigación en el aula: el caso de un estudio réplica sobre la ansiedad en el aprendizaje del inglés. DEDiCA, 1: 365-381 (2011). [http://hdl.handle.net/10481/46177]
Sponsorship
Universidad de Granada. Grupo de Investigación "Desarrollo Educativo de las Didácticas en la Comunidad Andaluza" (HUM742).Abstract
Muchos autores del campo de la educación (Cronbach, 1980;
Cronbach; Shapiro, 1982; Shadish; Cook; Campbell, 2002; Schneider, 2004)
han recomendado que se realicen réplicas de las investigaciones para que
podamos fiarnos con más seguridad de sus resultados. Schneider afirmó
que la replicación de estudios empíricos es “primordial para poder
generalizar [los resultados] a más personas y a más contextos que los que
están representados en un solo estudio” (2004: 1472). La misma autora
abogó por los estudios réplica para poder sacar los beneficios de “llevar a
cabo una investigación repetidas veces con sujetos y condiciones
comparables con el objetivo de conseguir lo que se espera que serán unos
resultados parecidos” (2004: 1472). Aparte de apoyar o extender los
resultados de otras investigaciones, los estudios réplica pueden conducir a
la reevaluación o al rechazo de las mismas.
Este artículo informa sobre parte del estudio réplica que las autoras llevaron
a cabo de la investigación de Phillips (1992), en la que esta autora examinó
asociaciones entre la ansiedad en el aprendizaje de la lengua extranjera y el
rendimiento en los exámenes orales de estudiantes universitarios. Las
situaciones académicas respectivas de esta autora y de la nuestra eran
bastante parecidas. Por ejemplo, sus estudiantes, como los nuestros, no
estudiaban la lengua extranjera como asignatura principal de su carrera, y
además, ambas asignaturas eran de nivel intermedio. Debido a las
limitaciones administrativas impuestas por nuestras respectivas
universidades, tanto Phillips como nosotras nos vimos obligadas a trabajar
con un grupo intacto de estudiantes, sin la posibilidad de diseñar un
verdadero experimento con asignación aleatoria de sujetos a dos grupos. En
cuanto a diferencias entre los dos estudios, los participantes nuestros eran
mayormente de nacionalidad española, y estudiaban lengua inglesa, a
diferencia de los de Phillips, que eran estudiantes norteamericanos que
estudiaban francés. Los participantes nuestros habían elegido la asignatura
de inglés, por contraste con los de Phillips, que estudiaban el francés como
asignatura obligatoria.
De esta forma, nuestro contexto académico era lo suficientemente parecido
al de Phillips como para merecer replicar su estudio con el fin de verificar o
no sus conclusiones. Utilizando el mismo instrumento para medir la
ansiedad en el aprendizaje de las lenguas, Foreign Language Classroom
Anxiety Scale, FLCAS (Horwitz; Horwitz; Cope, 1986), los mismos criterios
de evaluación en los exámenes orales, y los mismos análisis estadísticos
que Phillips, obtuvimos algunos resultados que se parecían en gran medida
a los suyos. Por ejemplo, las correlaciones Pearson entre la ansiedad y las
puntuaciones de los exámenes orales eran negativas y estadísticamente
significativas. Por contraste, los análisis de varianza de Phillips no revelaron
diferencias significativas en las puntuaciones medias del examen oral en tres grupos de participantes (de ansiedad baja, de ansiedad moderada, y de
ansiedad alta), pero en nuestra investigación, sí se descubrieron diferencias
estadísticamente significativas en este sentido. De esta manera nuestro
estudio réplica apoya muchos de los resultados de Phillips y aporta nuevos
y originales datos a los conocimientos actuales en el campo de la ansiedad
en el aprendizaje de las lenguas. Many authors in the field of education (Cronbach, 1980;
Cronbach; Shapiro, 1982; Shadish; Cook; Campbell, 2002; Schneider, 2004)
have recommended that investigations be replicated so that more faith can
be placed in their results. Schneider affirmed that replication is “essential for
being able to generalize to more people and settings than are represented in
a single study” (2004: 1472). The same author favours replications in order
to reap the benefits of “conducting an investigation repeatedly with
comparable subjects and conditions so as to achieve what would be
expected to be similar results” (2004: 1472). In addition to supporting or
extending the findings of other researches, replications can lead to their
reassessment or to their rejection.
This article reports on our replication of Phillips’s (1992) study, in which she
investigated links between foreign language anxiety and performance on oral
exams in university students. The respective academic situations of Phillips
and ourselves were quite similar. For example, her students, like ours, were
not foreign language majors, and the level of the foreign language subject
was intermediate. Due to administrative constraints imposed by our
respective universities, both Phillips and ourselves were obliged to work with
an intact group of students, and were therefore unable to design a true
experiment with random allocation of participants to more than one group.
As regards differences between the two studies, our participants were nearly
all Spanish students of English, while Phillips’s were all North American
students of French. Our language subject was elective, while Phillips’s was
compulsory.
Our academic setting, therefore, was sufficiently like Phillips’s to warrant a
replication which would allow us to further verify her conclusions or not.
Using the same instrument to measure foreign language anxiety, the Foreign
Language Classroom Anxiety Scale, FLCAS (Horwitz; Horwitz; Cope, 1986),
the same criteria for grading the exams, and the same statistical analyses as
Phillips did, we obtained results which were largely similar to hers. For
instance, the Pearson correlations found between anxiety and oral exam
scores in both investigations were observed to negative and statistically
significant. On the other hand, Phillips’s analyses of variance did not show
any statistically significant differences among three anxiety groups (low,
moderate, and high), while in our investigation statistically significant
differences were revealed. In this way, our study buttresses many of Phillips’s findings and offers new and valuable insights into anxiety in the
learning of foreign languages.