El jardín infinito de la Casa de Geoffrey Bawa. El arte de lo inacabado
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Ediciones Asimétricas
Fecha
2024-03Referencia bibliográfica
García-Sánchez, J. F. (2014). "El jardín infinito de la Casa de Geoffrey Bawa. El arte de lo inacabado". Martínez-Monedero, M. (Ed.). Textos Gráficos: Paisaje, Cartografía, Patrimonio y Proyecto. Madrid, Ediciones Asimétricas, 2024
Resumen
El artículo aborda el estudio de la Casa (1959-1999) que el arquitecto Geoffrey Bawa (1919- 2003) construyó para sí mismo en el número 11 de 33RD Lane, Bagatelle Road, Col 3 en Colombo, Sri Lanka. Se trata de una obra que se prolongó durante 40 años y que se desarrolló como un experimento doméstico personal. Inicialmente, Bawa compró y habitó el primero de los cuatro bungalows que finalmente configuraron la casa definitiva, diseñada desde una idea de superposición y de continuidad. Durante los siguientes años fue adquiriendo y colonizando las casas vecinas restantes hasta completar en 1969 una manzana rectangular. Y desde ese momento emprendió su lenta reforma hasta configurar un laberinto introspectivo de estancias y patios donde se produce la disolución del límite entre la casa y el jardín infinito.
La Casa de Bawa diluye hábilmente las trazas de las cuatro viviendas primitivas, pero mantiene su registro arqueológico como huellas imperecederas. La casa se desarrolla en un solo nivel, únicamente coronada en la crujía de acceso por un volumen que se eleva tres niveles y que se apropia, desde las terrazas, del paisaje urbano de la ciudad. El resultado es un palimpsesto inacabado, donde los recorridos, los desniveles, la geografía del suelo y del techo, la vegetación o la presencia del agua, construyen una atmósfera atemporal, una naturaleza domesticada. Geoffrey Bawa incorporó además varios elementos traídos de otras viviendas como columnas, capiteles, frisos, molduras o mobiliario, todos ellos heredados de la arquitectura vernácula y de artesanos de la zona.
La Casa de Bawa se ofrece como un collage de paisajes, de materiales y de objetos; pero también como una ruina inacabada que incorpora el desgaste del tiempo como un material de construcción más. El proceso creativo, respetuoso con la memoria del lugar, investiga sobre los procesos y las diferentes estrategias de crecimiento, a veces planificadas, a veces desde la improvisación.
Este trabajo de investigación también aborda la geografía de la casa desde el dibujo de la planta que, casi como si se tratase de una cartografía, establece sus propias reglas para representar la vegetación, el agua, las puertas, las ventanas, el mobiliario, el ajuar, los pavimentos o las alfombras. El dibujo de la planta tiene además la capacidad de evocar la condición fenomenológica con la que la casa se presenta: desde el sonido del rumor del agua hasta el frescor de los suelos de piedra. This article approaches the study of the House (1959-1999) that the architect Geoffrey Bawa (1919-2003) built for himself on number 11 33RD Lane, Bagatelle Road, Col 3 in Colombo, Sri Lanka. This personal experiment took 40 years. Initially, Bawa bought and lived in the first of the four bungalows which finally configured the house, designed from the idea of superposition and continuity. During the subsequent years, he purchased and colonized the adjacent houses until he owned the whole block in 1969. From that moment, he started its slow rehabilitation up until he configured an introspective labyrinth of spaces and patios where the limit between the house and the garden is vanished.
Bawa’s house dissipates deftly the lines of the four primary houses but maintains their archeological register as everlasting traces. The house has one only level, crowned on the access corridor by three levels which dominate from the terrace the urban landscape of the city. As a result, an unfinished palimpsest where paths, gradients and geography of the floor and ceiling, vegetation and presence of water build an atemporary atmosphere, a domesticated nature. Geoffrey Bawa added some elements from other houses as columns, capitals, friezes, mouldings and furniture, all inherited from vernacular architecture and local artisans.
Bawa’s house offers a collage of landscapes, materials and objects, but also an unfinished ruin with time as another building material. The creative process, respecting the memory of the place, investigates about different process and growing strategies, both planned and unplanned.
This investigation approaches as well the geography of the house from the plan view, almost as cartography, as if it had its own rules to represent vegetation, water, doors, windows, furnishment, pavement and carpets. Furthermore, the plan view has the ability to recall its phenomenological condition: from the rumor of the water to the freshness of the stone floors.