Tema 2

Valores sexuales: un cuestionario

2.6. Valores sexuales y sentido personal

Bajo este título ofrecemos algunos elementos que están en el transfondo conceptual del cuestionario y sus implicaciones en la realización como personas.

La última categoría se refiere a valores sexuales integrales. Hablamos de valores sexuales integrales, y no utilizamos términos como globales, porque integral expresa mejor la diversidad-unidad del sistema que constituye la persona humana y, además, es la terminología que utiliza la Organización Mundial de la Salud y da forma al título de nuestro trabajo: educación integral, salud sexual integral, educación sexual integral.

En esa integralidad se articulan las dimensiones y categorías anteriormente referidas y, también, otras dimensiones que están presentes en todas ellas, como es propio de un modelo de educación integral.

Una de esas dimensiones, radical en la constitución concreta de la realidad personal-sexual, es su condición tempo-espacial. En un principio intentamos considerarlas en sí mismas pero, dado que traspasan todas las otras dimensiones y se hacia difícil su discriminación en un cuestionario, decidimos no tomarlas in recto: ya lo mostraba Kant en su consideración categórica del espacio y el tiempo. Una intuición clara que podríamos profundizar a partir de la comprensión temporal de Bergsón y el sistema dinámico de la realidad zubiriana: el tiempo-espacio muestra nuestra dimensión concreta global.

La realidad corpórea en que consistimos nos liga radicalmente a la tierra y al universo entero: vivimos como realidad personal-sexuada en un mundo concreto, en un todo ordenado con y para las personas. Es la dimensión ecológica, mostrándose como elemento fundamental en el dinamismo sistémico de la realidad sexual en devenir de la realidad histórica.

Pero la dimensión ecológica constituye un continuo de la dimensión relacional de la persona, encontrando en el otro polo toda la potencia comunicativa y simbólica del intercambio interpersonal: estamos hablando de la dimensión espiritual, trascendental o religiosa.

Esta dimensión no es otra cosa que el continuo estar-dando-de-sí que constituye el proyecto de su realización histórica, como apropiación de posibilidades y creación de capacidades en hacia un horizonte siempre abierto. Precipita aquí toda la fuerza de los valores anteriormente considerados como marcha hacia la felicidad y bondad plenas. El horizonte dinámico, en la construcción de la realidad histórica, abre nuestro sendero en hacia siempre más allá: es lo que, mirando la reflexión antropológica a partir del siglo segundo, preferimos llamar dimensión espiritual de realidad personal-sexual.

Desde la perspectiva integral podemos retomar la síntesis reflexiva que se muestra en "Valores del cuerpo educando" (Gervilla, 2000) como corolario de un discurso histórico-sistemático: en el nivel amplio de las grandes respuestas subrayamos el valor del cuerpo como realidad unitaria y palabra elocuente, soporte y límite de nuestra propia realidad personal.

Expresiones, todas ellas, que nos llevan a hablar de la realidad personal como cuerpo-personal, un cuerpo-personal-sexuado. La realidad personal en cuanto cuerpo-personal-sexuado se constituye el quicio de los valores sexuales integrales; y, de otro modo, en el objeto fundante de la Sexología.

Un cuerpo-personal-sexuado en el que se muestra desde el cuerpo-límite hasta el cuerpo-espiritual, siendo siempre cuerpo-palabra: el cuerpo biológico y el trascendente, el dinámico y ecológico, el ético y el estético, el instrumental y placentero, el social y el afectivo.

Se nos muestra en esta categoría la dimensión sistémica de la realidad personal sexual en el dinamismo del deseo en hacia la plenitud personal. Todos los temas relacionados con la plenificación de la persona -en cuanto persona-sexuada que se constituye en el intercambio simbólico con las otras personas en el mundo- encuentran la categoría de los valores sexuales integrales su lugar propio.

La realidad personal humana, en cuanto realidad sexual, se constituye como un continuo estar-dando-de-sí, en el intercambio simbólico de la apropiación de posibilidades y creación de capacidades, que posibilita el proceso de su realización y la construcción histórica.

El acento del aspecto comunicativo se ha hecho desde la potencialidad de su propia realidad corpórea, como palabra radical en el intercambio personal.

Se han distinguido nueve categorías de valores sexuales, a partir de una axiología de educación integral. En ocho de ellas se intenta apreciar la persona-sexuada desde un prisma concreto. En la última se pretende una visión integral de la pluralidad de dimensiones que concurren en el espectro de la realidad personal sexuada.

©Proyecto de Innovación Docente Educación Sexual Integral