Tema 5

Educación sexual: una necesidad social

5.5. Trabajo coordinado

Supuesta esta formación inicial, se puede plantear la transversalidad de la educación sexual en las enseñanzas básicas y medias de manera coherente.

Si se estableciera por ley la Educación sexual como materia obligatoria, entendemos que pronto perdería el atractivo de lo buscado y sería presa del tedio que invade otras tantas disciplinas.

Enfocada como transversal requiere inmediatamente la gestión de un trabajo en equipo. La voluntariedad ha de ser el primer ingrediente que constituya la argamasa grupal: profesores de diversas materias que deciden afrontar, desde las mismas, un programa serio de educación sexual.

Lógicamente hará falta un coordinador, que podría ser quién lleva la tarea de la orientación o cualquier otra persona interesada.

Este grupo sería en punto de encuentro y el instrumento de coordinación de la labor educativa en el ámbito de la sexualidad de las personas que convergen en el centro.

Lógicamente ha de atender tres niveles: un nivel primario e inmediato, constituido por el alumnado; pero esta educación requiere necesariamente la posibilidad de formación para las familias, dada la presión social y hasta la necesidad de un respaldo ante la misma; finalmente ha de atender a su propia formación continua y la de los compañeros interesados.

En las etapas más tempranas, en educación infantil y primaria, vale la misma filosofía de fondo, pero habría que adaptarla a sus peculiaridades.

La transvesalidad de la educación sexual necesita de un grupo interesado que realice un trabajo coordinado.

¿Cómo organizarías el equipo?

BARRAGAN MEDERO, F. (1997): La educación sexual. Guía teórica y práctica. Barcelona: Piadós.

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