@misc{10481/83686, year = {1995}, month = {12}, url = {https://hdl.handle.net/10481/83686}, abstract = {La insuficiencia cardíaca congestiva (lCC) puede definirse como la incapacidad del corazón para proveer las necesidades tisulares y/o la necesidad de mantener unas presio nes de llenado ventricular anormalmente elevadas para producir un volumen minuto adecuado. Los objetivos del tratamiento de la ICC incluyen la mejoría de los síntomas y la limitación de la actividad física, prevenir la progresión del proceso y prolongar la supervivencia. Clásicamente hay dos formas de tratamiento: aumentar la contractilidad cardiaca y disminuir la pre y postcarga. Los diuréticos constituyen la primera línea de tratamiento en la mayoría de los pacientes con ICC sintomática ya que producen una mejoría rápida y mantenida de los síntomas que, en su mayoría, son consecuencia de la retención hidrosalina que se manifiesta como edemas y congestión pulmonar. La digoxina, el único fármaco inotrópico positivo utilizado por vía oral, no sólo bloquea la ATPas-Na/ K, sino que además restaura la sensibilidad de los barorreceptores e inhibe el tono simpático. Por el contrario, los inhibidores de la fosfodiesterasa aumentan la indicencia de arritmias, aceleran la progresión del cuadro y disminuyen la supervivencia del pacien te. La utilización de vasodilatadores se basa en su capacidad para mejorar la función ventricular actuando sólo sobre el componente vascular, reduciendo la precarga y/o la postcarga. Los inhibidores de la enzima de conversión interfieren con la activación neurohumoral que conlleva a la vaso constricción y la retención hidrosalina y reduce la supervivencia. Asociados a diuréticos y digoxina mejoran la situación clínica y hemodinámica y aumentan la supervivencia.}, publisher = {Universidad de Granada, Facultad de Farmacia.}, title = {Tratamiento de la insuficiencia cardíaca}, author = {Tamargo, J.}, }