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dc.contributor.advisorAlarcón Pérez, José Antonio es_ES
dc.contributor.advisorMartín Álvaro, María Concepciónes_ES
dc.contributor.authorRequena Martínez, María Ángeleses_ES
dc.contributor.otherUniversidad de Granada. Departamento de Estomatologíaes_ES
dc.date.accessioned2016-03-31T08:49:39Z
dc.date.available2016-03-31T08:49:39Z
dc.date.issued2016
dc.date.submitted2015-06-02
dc.identifier.citationRequena Martínez, M.A. Asociación entre los cambios producidos en los tejidos duros y blandos tras el tratamiento temprano con mentonera. Granada: Universidad de Granada, 2016. [http://hdl.handle.net/10481/40536]es_ES
dc.identifier.isbn9788491251897
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/10481/40536
dc.description.abstractEl prognatismo mandibular es uno de los problemas que más alteran la armonía facial y es el responsable aproximadamente del 20% de las maloclusiones esqueléticas de Clase III en raza caucásica, presentándose hasta en un 52% en población asiática (Ellis y McNamara, 1984; Guyer et al., 1986; Liu et al., 2011). Su originen está relacionado con una alteración en el tamaño, en la forma o en la posición de la mandíbula respecto al maxilar y/o la base craneal (Mitani 1981; 2007). Tiene una gran trascendencia clínica debido a que, por una parte, despierta cierta alarma en el entorno socio-familiar de los sujetos afectados ya que es una alteración que se evidencia a una edad muy temprana, generalmente en torno a los 6 años y que se agrava con el crecimiento y desarrollo, y debido a que es una de las alteraciones que más repercute en la estética facial. Por otra parte, es una de las alteraciones más difíciles de diagnosticar y tratar pese a ser sencilla de identificar incluso por personas sin formación específica, dificultad que radica en el pronóstico de la maloclusión, ya que es muy difícil predecir la naturaleza del crecimiento craneofacial individual, y por lo tanto los resultados del tratamiento. Y por último, se trata de una alteración que no se autocorrige e incluso empeora con el desarrollo, principalmente debido a un excesivo crecimiento mandibular relativo al crecimiento del maxilar (Deguchi et al., 2002; Mitani, 2002; Baccetti et al., 2007a; 2007b; Alarcón et al., 2011). Por todo lo descrito anteriormente, se recomienda iniciar el tratamiento de la maloclusión de Clase III, debida a prognatismo mandibular y con maxilar normal, precozmente mediante el uso de la mentonera, aparato ortopédico de elección en niños en fase activa de crecimiento (Mitani y Sakamoto, 1984; Wendell et al., 1985; Alhaija y Richardson, 1999; Deguchi y McNamara, 1999; Deguchi et al., 2002; Ko et al., 2004; Mitani, 2007; Abdelnaby y Nassar, 2010; Alarcón et al., 2011). Se han realizado numerosos estudios sobre los efectos de la mentonera a nivel dental y a nivel esquelético. La mayoría de ellos coinciden en que la mentonera corrige la maloclusión de Clase III debido a la suma de varios efectos, entre ellos la rotación de la mandíbula hacia abajo y hacia atrás, el retraso del crecimiento mandibular, la remodelación de la mandíbula y de la articulación temporomandibular, el cierre del ángulo goníaco y la inclinación lingual de los incisivos inferiores (Sugawara, 1990; Allen et al., 1993; Sugawara y Mitani, 1997; Alhaija y Richardson, 1999; Deguchi et al., 1999; Deguchi et al., 2002; Arman et al., 2004; Ko et al., 2004; Gökalp y Gökmen, 2005; Ngan P, 2005; Mitani, 2007; Abdelnaby y Nassar 2010; Barrett et al., 2010; Alarcón et al., 2011). Por otro lado, muchos son los autores que hacen referencia, de forma general, a la relación entre los cambios producidos en el tejido óseo y los producidos en el tejido blando debido al tratamiento con mentonera, pero son pocos los que profundizan en este tema. Parece lógico pensar que los cambios en los tejidos duros deberían llevar a una mejora en el perfil facial blando de Clase III. Debido a la afectación en la estética facial de la maloclusión de Clase III, el objetivo del tratamiento debe ir encaminado no sólo a corregir la maloclusión óseo-dentaria sino también a mejorar la estética facial y armonizar el perfil (Chew, 2005; Marsan et al., 2009). Por tanto, es importante que conozcamos que repercusión tiene la mentonera tanto en el perfil esquelético como en el perfil blando, es decir, como se traduce el efecto óseo y dental a nivel facial.es_ES
dc.description.sponsorshipTesis Univ. Granada. Departamento de Estomatología
dc.format.mimetypeapplication/pdf
dc.language.isospa
dc.publisherUniversidad de Granada
dc.rightsCreative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 License
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/
dc.subjectMentoneraes_ES
dc.subjectPrognatismo mandíbulares_ES
dc.titleAsociación entre los cambios producidos en los tejidos duros y blandos tras el tratamiento temprano con mentoneraes_ES
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/doctoralThesis
dc.subject.udc321313
dc.subject.udc616.3
europeana.typeTEXT
europeana.dataProviderUniversidad de Granada. España.es_ES
europeana.rightshttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/
dc.rights.accessRightsinfo:eu-repo/semantics/openAccess


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