Gazeta de Antropología
Nº 15 · 1999 · Editorial · http://hdl.handle.net/10481/7523 Versión HTML · Versión PDF 


El tiempo de la antropología
Time of anthropology

EDITORIAL


PALABRAS CLAVE | KEYWORDS
congreso de antropología | titulación en antropología social | antropólogo profesional | congress of Anthropology | Social Anthropology graduate | professional anthropologist

Aunque hasta fechas recientes este fin de milenio había sido prácticamente obviado por los antropólogos, parece ser que el desasosiego y la inquietud han terminado por calar entre nosotros. A este 1999 que termina no le ha faltado su peregrinaje, como no podía ser de otra manera, a Santiago de Compostela, donde entre otras cosas se ha celebrado el VIII Congreso Nacional de Antropología.

El congreso, para desazón de sus organizadores, ha estado estructurado como cualquier otro congreso del siglo XX, pero, por encima de esta obviedad y lo exótico de una lluvia constante, la verdad es que se ha dejado claro que la antropología española vive un momento particularmente rico, diverso y diferenciado. Dejando de lado las posibles escuelas, amistades, ojerizas y demás miserias, el tono general ha sido francamente positivo. Y esto es debido, sin duda, a la mayor claridad de ideas, temas y objetos de estudio; también a la aparición de un buen número de jóvenes profesionales que, aunque instalados en universidades periféricas -o en la periferia de las «grandes» universidades-, están renovando tanto el temario como el aparato conceptual; y, en tercer lugar, por la mayor serenidad que se respira tras la institucionalización de la licenciatura en antropología.

En última instancia, aunque haya costado más de dos décadas largas, se ha logrado realizar un congreso nacional sin grandes fricciones. Y no debe ser más que eso mismo: un foro de debate, un lugar de encuentro y un espacio para el inevitable contacto entre gente consolidada y gente por afianzar. Pequeños defectos de organización y algunas que otras vanidades no deben empañar el verdadero sentido de lo que allí ocurrió. Solamente se echó en falta el debate, siempre postergado, de la profesionalización real de la antropología, el papel que han de jugar las diferentes asociaciones, o la inclusión de ciertos temas más innovadores, de los cuales no sólo se pueden hacer cargo personas sino también colectivos. En cierto modo es lo que intentamos desde la Gazeta de Antropología planteando foros de debate plenamente abiertos a los tiempos que llegan.




Publicado: 1999-01


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