ISSN: 1139-8736
Depósito Legal: B-35783-2001

1.3.2.2 Las necesidades terminológicas actuales: la TCT1

El trabajo descriptivo y aplicado sobre los términos me llevó a reconsiderar algunos de los pilares fundamentales de la teoría clásica, como el principio de univocidad entre concepto y denominación, la consideración de los términos fuera de contexto o la consideración del concepto como punto de partida exclusivo en el trabajo terminográfico. (Cabré 1999: 13)

Al ponerse en entredicho las afirmaciones clásicas de unitarismo, se han empezado a desarrollar trabajos acerca de la terminología como fenómeno que se da en un marco textual propio de la comunicación especializada y sujeto a las influencias lingüísticas de la cultura originaria; es decir, las lenguas no son vistas sólo como herramientas sociales creadas por las distintas comunidades y mejoradas continuamente para cumplir los propósitos comunicativos, sino que también son agentes que condicionan el comportamiento individual a través de la interacción social que tiene lugar en una situación determinada por factores históricos, geográficos y culturales (Pavel 1993: 23).

Este nuevo acercamiento a la lingüística proveerá los métodos de análisis necesarios para dar cuenta de la diversidad aunque la terminología se beneficiará también en otros aspectos:

La terminologie a tout à gagner à se rapprocher de la linguistique (...) Tout d’abord, elle y gagnera du point de vue méthodologique; la linguistique dispose de mèthodes d’analyse qui trouvent tout à fait leur place dans la description de terminologie. Ainsi, l’analyse des contextes permet de mieux cerner un mot dont on ne connaît pas le sens, ..., elle permet aussi de repérer les relations sémantiques qu’un mot entretient avec d’autres mots du même paradigme (...) Le fonctionnement linguistique des termes est mal connu (...) Enfin, le rattachement à la linguistique ouvrira de nouveux horizons à la terminologie et, du point de vue applicatif (...) l’aidera à mieux adapter le travail aux besoins des entreprises. (Condamines 1994: 33)

Así, como alternativa a la TGT, Cabré (1999b) recoge una serie de reflexiones que serían el fundamento de la TCT. Parte de la evidencia de que la homogeneidad de la normalización de los términos especializados es algo ficticio en la actualidad. Si bien la globalización económica y cultural contemporánea impone una uniformización en las formas de pensamiento y de expresión2, la difusión del conocimiento a través de la enseñanza y los medios de comunicación ha descontrolado el contexto en el que la normalización terminológica se desenvolvía (Cabré 2000: 10). Además, a esta uniformización, sobre todo a nivel expresivo, se hace frente desde las sociedades que quieren mantener su identidad lingüística.

De esta manera, en la comunicación especializada las funciones de representación y transferencia del pensamiento especializado tienen que diferenciar dos niveles distintos de actuación: el real y el estandarizado. Se trata del mismo fenómeno ya mencionado de término in vivo e in vitro. El conocimiento real está sesgado culturalmente y la comunicación se desarrolla también en situaciones reales que rompen con el esquema de comunicación clásico de especialista a especialista e incluyen, entre otros, el discurso didáctico o el divulgativo. Así, los conceptos de niveles de abstracción, grados de especialización o densidad terminológica, adquieren un papel de primer orden en esta propuesta. En cuanto a la representación y comunicación especializada estandarizadas, éstas son fruto de un esquema creado semiartificialmente por consenso. Es en este esquema, en el que las características atribuidas a la terminología, de univocidad y ausencia de ambigüedad y polisemia, se dan en toda su extensión (Cabré 2000: 11). Como veremos estamos hablando de los dos enfoques típicos del trabajo terminográfico: el descriptivo y el prescriptivo (§1.4.2.1).

Partiendo de estos aspectos, Cabré (1997b: 15) formula el Principio de la Variación a partir del cual se derivan gran parte de los fundamentos de la TCT:

La comunicación conlleva inherentemente la variación, explicitada en formas alternativas de denominación del mismo concepto (sinonimia) o en apertura significativa de una misma forma (polisemia). Este principio es universal para las unidades terminológicas, si bien admite diferentes grados según las condiciones de la situación comunicativa. El grado máximo de variación de la terminología lo cumplirían los términos de las áreas más banalizadas del saber y los que se utilizarían en el discurso de registro comunicativo de divulgación de la ciencia y de la técnica; el grado mínimo de la variación sería propio de la terminología normalizada por comisiones de expertos; el grado intermedio, la terminología usada en la comunicación natural entre especialistas.

Partiendo de estas premisas, dentro del campo de la lingüística la UT debe ser tratada como signo lingüístico dentro de un contexto dado, con unas connotaciones culturales determinadas. Dado que las UT son el modo privilegiado, aunque no el único, de expresar y representar el conocimiento especializado, cada UT se corresponde con un nudo cognitivo de un dominio de especialidad. Así, el conjunto de términos usados en un ámbito configurará su dominio conceptual a través de relaciones específicas (causa-efecto, todo-parte, contigüedad, anterioridad-posterioridad, etc.). Además de representar la realidad especializada, las UTs sirven también para la transmisión de este conocimiento, es decir, son unidades de comunicación especializada que responde siempre al esquema comunicativo de un emisor-especialista, si bien puede diversificar sus destinatarios. La mayor o menor importancia de estas dos funciones dependerá del escenario, descriptivo o prescriptivo, de producción de esta terminología (Cabré 2000: 6, 7). Por lo tanto, las UTs, al igual que la terminología, tienen una vertiente lingüística, una cognitiva y una social o comunicativa (Cabré 1999b: 13).

En este sentido, la aplicación de la sociolingüística y la pragmática en el ámbito de la terminología ha fomentado la idea de que las condiciones de producción son importantes; es decir, a partir de ahora, habrá que tenerse en cuenta no sólo la materia que se trata, sino también la finalidad que se persigue y el contexto en el que aparece un término. Estas circunstancias darán lugar inevitablemente a variantes:

Les conditions d’usage (...) constituent un champ à part entiére; elles s’intercalent dans le lien entre le terme comme mot d'une langue et comme indice de concept (en effect, c’est bien parce qu’on est dans telle ou telle entreprise, que l’on considère tel ou tel niveau d’expertise, que l’on peut justifier des divergences dans la dénomination). Cette organisation permet de rendre compte des cas courants où un même concept est dénommé par plusieurs termes dans une même entreprise, ce qui évite la normalisation trop brutale. (Condamines 1994: 39).

Esta nueva teoría asume que la realidad puede ser conceptualizada de forma difusa (conocimiento general) y de forma precisa (conocimiento especializado3). Dicha conceptualización dará como resultado unos dominios de conocimiento que no son ni uniformes ni estáticos sino que se irán reconceptualizando a medida que surjan nuevos descubrimientos y se creen nuevas asociaciones. De la estructuración sistemática de estos ámbitos de conocimiento surgirán las distintas materias o disciplinas que serán por tanto "cortes" artificiales de la red constituida por el conocimiento4. Cuanto más especializada, estructurada e internacionalizada esté una disciplina, tanto mayor será el grado de univocidad y monorreferencialidad de los términos utilizados en ella (Cabré 1998: 15).

En resumen, todos estos aspectos apuntan hacia la variación terminológica en el discurso especializado, fenómeno que viene a cuestionar la rigidez de la TGT. Ante este hecho, la propuesta sugerida desde diversos sectores se centra en el análisis de los términos dentro de un marco textual como parte de la comunicación especializada y con unas connotaciones culturales específicas. En la descripción de esta variación se deberían incluir los siguientes factores: a) variación dialectal (topolectal, cronolectal, sociolectal y tecnolectal) y b) variación funcional5 (plano horizontal y vertical).

La variación horizontal está determinada por dos aspectos: la temática y la perspectiva desde la que se trata dicha temática. La temática o materia tratada servirá para establecer una clasificación aunque es necesario tener en cuenta que esta temática se segmenta de forma arbitraria, y por consiguiente, nunca es uniforme. Esta arbitrariedad permitiría explicar una transferencia de conocimiento más rápida entre las diversas disciplinas en varias lenguas (Pavel 1993: 21); es decir, el fenómeno de la movilidad de términos6 y conceptos de una disciplina a otra sin tener que recurrir a la homonimia. En cuanto a la perspectiva, es evidente que existen numerosas formas de tratar un mismo tema según la finalidad que se persiga por lo que esta perspectiva, más que la temática en sí misma, es la que confiere la característica de especialidad a un discurso. Se pone de relieve, por tanto, la importancia de las interdisciplinas y la multidimensionalidad, ya que las áreas temáticas no se conciben como compartimentos estancos y fijos, sino como un espacio de trabajo o análisis. Desde esta perspectiva, la segmentación del conocimiento especializado en áreas temáticas es abierta al igual que la posibilidad de analizar una materia desde ángulos o dimensiones diferentes (Cabré 1998: 18).

En lo que se refiere a la variación en el plano vertical, ya vimos que ésta se puede clasificar teniendo en cuenta dos factores: los destinatarios y el nivel de especialización del discurso. Dependiendo de los receptores de un mensaje su terminología será más o menos complicada a la vez que el nivel de especialización de la materia requerirá una mayor o menor variación expresiva. La variación expresiva a su vez supondrá una determinada densidad terminológica: a mayor especialización menor variación y más opacidad en los términos y viceversa (Cabré 1997: 14). En este sentido, ya hemos indicado que los términos no son la única manera de expresar el conocimiento especializado, por lo que es necesario hacer una serie de precisiones nocionales como, por ejemplo, diferenciar entre unidad de significación especializada (USE) y unidad terminológica 7(Cabré 1999b: 13).

Una vez constatada la complejidad de la UT en la comunicación especializada, se hace necesaria la búsqueda de nuevos principios que den cuenta de este fenómeno. Los fundamentos que perfilan la TCT se podrían resumir en palabras de Cabré (1999b: 122-4) en los siguientes puntos:

1. La terminología es una materia interdisciplinar que integra aportaciones de la teoría del conocimiento, relativas a los tipos de conceptualización de la realidad y a la relación de los conceptos entre sí y con sus posibles denominaciones; aportaciones de la teoría de la comunicación (relacionadas con los tipos de situaciones que pueden producirse y la explicación de las características, posibilidades y límites de los diferentes sistemas de expresión de un concepto y de sus unidades); y aportaciones de la teoría del lenguaje, que dé cuenta de las unidades terminológicas propiamente dichas dentro del lenguaje natural, teniendo en cuenta que participan de todas sus características, aunque singularizando su carácter terminológico y explicando cómo se activa este carácter en la comunicación.
2. El objeto de estudio son las UT propiamente dichas, unidades que forman parte del lenguaje natural. Los términos no son unidades autónomas que formen un léxico especializado diferenciado, sino que pueden describirse como módulos de rasgos asociados a las unidades léxicas, que se describen como unidades denominativo-conceptuales, dotadas de capacidad de referencia, que pueden ejercer funciones distintas, y que integradas en el discurso, constituyen, ya sea núcleos predicativos, ya sea argumentos de los predicados. Estas unidades, que no son inicialmente ni palabras ni términos, sino sólo potencialmente términos o no términos, pueden pertenecer a ámbitos distintos. El carácter de término lo activan en función de su uso en un contexto y situación adecuados.
3. Los términos son unidades de forma y contenido, en las que el contenido es simultáneo a la forma. Un contenido puede ser expresado con mayor o menor rigor por otras denominaciones del sistema lingüístico, constituyendo así una nueva unidad lingüística de contenido especializado relacionada semánticamente con la primera, y también puede expresarse mediante otros sistemas simbólicos, conformando una unidad no lingüística de contenido especializado.
4. Los conceptos de un mismo ámbito especializado mantienen entre sí relaciones de diferente tipo. El conjunto de estas relaciones entre los conceptos constituye la estructura conceptual de la materia. Así, el valor de un término se establece por el lugar que ocupa en la estructuración conceptual.
5. El objetivo de la terminología teórica es el de describir formal, semántica y funcionalmente las unidades que pueden adquirir valor terminológico, dar cuenta de cómo lo activan y explicar sus relaciones con otros tipos de signos del mismo o distinto sistema. La finalidad aplicada de la recopilación y análisis de las unidades de valor terminológico usadas en un ámbito es muy diversa y permite muchas aplicaciones. En todas ellas se activa la doble función de los términos: la representación del conocimiento especializado y su transferencia, aunque en grados y modos distintos, y en situaciones también diversas.


NOTAS

1 Teoría Comunicativa de la Terminología.

2 Esta misma idea la aplicamos a la hora de estudiar el fenómeno del calco que surge dentro del ámbito especializado (cf. Montero et al. 2001).

3 "There is thus a difference of degree between the intradisciplinary structure of concepts in the bounded subspace of a special subject or discipline and the less well-defined, less ‘disciplined’ structure of ‘general knowledge" (Sager 1990: 19).

4 The term domain is also problematic. Indeed, we doubt that such a thing as a clearly delimitable and self-contained domain of specialized knowledge even exists. (...) knowledge in today’s world is multidisciplinary (Meyer y Mackintosh 1996: 3) (véase § 3.2).

5 Recordamos que fue la variación funcional la que nos permitió establecer la existencia del lenguaje especializado y también describir sus variantes.

6 "As well as being influenced by general-language concepts, the terms of one domain may also be influenced by specialized concepts from another” (Meyer y Mackintosh 1996: 6).

7 Estopá (1999: 182) divide las unidades potenciales presentes en un texto especializado en: Unidades Terminológicas Poliléxicas, UTP; Unidades Fraseológicas Especializadas, UFE; Combinaciones especializadas recurrentes; Unidades Discursivas, UD y Unidades de Significación Especializada, USE.

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